jueves, 18 de octubre de 2018

Dragones sin mazmorras




 

Encuentran un dragón barbudo australiano extraviado en un chalet de Madrid


La importancia de una coma, y para muestra un botón.

Encuentran un dragón barbudo australiano, extraviado, en un chalet de Madrid.

Encuentran un dragón barbudo australiano extraviado en un chalet de Madrid.

Tras analizar la utilización o no de la coma y por ende, del diferente significado de la frase; nos vamos a quedar con la última, que se destaca por la ausencia de comas en su enunciado, aunque me temo que no era esa la intención del redactor del titular.

Desconozco que es lo que pasa últimamente con las comas que, en el mejor de los casos, han desaparecido de algunos artículos periodísticos; y digo en el mejor de los casos, porque en otros, su utilización no es correcta, lo que desvirtúa completamente los mensajes.





Hoy, el periodista nos ofrece un titular que nos remite a un dragón barbudo pululando por un chalet de Madrid, sin saber muy bien a donde ir, y a sus moradores buscándolo por todas las dependencias del inmueble hasta conseguir encontrarlo.

Una de dos, o muy pequeño era el dragón, o muy grande era el chalet.

Vamos a ver, si tú vives en un chalet y en él mora un dragón -para más inri, barbudo y australiano- lo normal será que te lo tropieces por el pasillo, las escaleras, o te lo encuentres en el baño o en la cocina a la hora de desayunar, salvo que estés miope perdido y  lo confundas con el perro o con tu suegra.

Otra cosa será la relación que podáis mantener; lo mismo se deja acariciar la barba, o se escapa a la mínima que te acerques; tampoco se descarta que te pueda dar una dentellada del quince, meterte un viaje con la cola y estamparte contra la pared del salón, o soplarte un fogonazo tipo lanzallamas que te haga una depilación total , que así hicieron los dragones toda la vida de dios.





O sea que, vamos a celebrar que lo hayan encontrado, con comas o sin comas, antes de que la pueda liar parda dentro del chalet merendándose al gato, a algún niño, o plantándole fuego a las cortinas de la salita.