miércoles, 3 de julio de 2024

El final de los jabalíes

 

Varón Dandy contra los jabalíes.






No siempre se encuentra uno de humor suficiente para escribir, pero a la vista del titular que ha salido hoy en la prensa, y por sentirme de algún modo concernido, no puedo evitar realizar un pequeño comentario.

A modo de introducción vamos a referirnos al jabalí como tema de actualidad por sus continuas incursiones en nuestros asentamientos residenciales. si bien ya no es noticiable referir un paseo familiar de estos bichos por nuestras calles y parques a cualquier hora del día o de la noche, como acreditan numerosas fotografías y videos.





Tampoco es asunto baladí el lamentable estado en que dejan nuestras zonas ajardinadas y no digamos ya los terrenos dedicados a cultivo en el rural con los importantes perjuicios económicos que ello conlleva.





Para poner coto a esta situación, se ha recurrido a diferentes estrategias, hasta la fecha, ninguna efectiva; si bien yo aporto mi pequeño grano de arena participando en los estofados de este animal a los que tiene a bien invitarme periódicamente un amigo cazador, pero no es suficiente por más que me esmero en acudir a las citas y aplicarme en ellas.





Pues bien, se han probado diversos métodos, a cada cual más excéntrico -en algunas ciudades hasta los han intentado exterminar con nocturnidad, subidos a los árboles, con arcos y flechas, como los sioux- y procurando no asaetear a ningún transeúnte que se lo ocurriese pasar por el entorno en el momento de la cacería urbana, que en eso afortunadamente han tenido suerte.





También se han dispuesto jaulas que no parecen ser del agrado de esta bichería que pasa olímpicamente del enjaulamiento programado, imaginándonos  que orinando en un lateral despectivamente y continuando la senda hacia más espaciosas opciones. El jabalí no es tonto.

Y cuando pensábamos que la lucha estaba ya perdida, a falta de la participación de Asterix y Obelix, que como personajes de comic que son, no iban a aportar mucha solución a la invasión del artiodáctilo individuo, resulta que se abre una nueva expectativa para evitar la intrusión de estos animales quienes, dicho sea de paso, reivindican su hábitat invadido por el ser humano sin compasión.






Y hete ahí que, en la zona de la Mariña Lucense, algún catedrático ha puesto sobre la mesa la solución:  Varón Dandy.

El mítico masaje que salió al mercado ¡en el reinado de Alfonso XIII! y que todavía utilizamos cuatro nostálgicos trasnochados como un servidor, resulta que se ha constituido en método infalible para evitar la aproximación de los jabalíes.






Comenta el reportero de la noticia que hoy traigo al blog, que los animales, al olor de esta loción, huyen despavoridos y que las tiendas de la localidad y colindantes han agotado las existencias de este after shave en un pis-pas, viniendo ya de Barcelona un camión cargado por procedimiento urgente para proceder a su distribución y no precisamente para aplicarse después del afeitado.

No sé para qué necesitamos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas habiendo paisanos míos lucenses, que han tenido serias dificultades para finalizar la EGB, y que, puestos a pensar un poco, resuelven un asunto tan complejo por el módico precio de 10 euros que cuesta el frasco de litro del masaje de Varón Dandy con el que "atiendes" a unos 50 jabalíes.

Creo que ahora están experimentando con la colonia del mismo nombre y fabricante que, en principio, parece todavía mucho más fuerte que el masaje y, por ende, se supone que más repelente, con lo que las piaras gallegas están poniendo rumbo, si no lo han hecho ya, a la vecina Asturias, a ver si allí todavía no se han dado cuenta de la insospechada solución.





Desconozco si a las personas les causa el mismo rechazo el olor de este potingue, pero estoy empezando a sospechar porqué de joven no tuve mucho éxito ligando cuando iba a las verbenas untado con este mejunje, aunque por otra parte, ahora felizmente jubilado y alejado de ligues, mi Concello bien podría subvencionarme para darme unos paseos por todos sus parques después de afeitarme diariamente y de este modo terminar con el problema que por estos lares todavía tenemos muy vigente y que al simple olor de la fragancia, empíricamente desaparecería.