domingo, 25 de agosto de 2024

Sobre lo público, lo privado y otros menesteres.

 

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Feijóo recibe el alta médica tras ser operado en Oviedo de un desprendimiento de retina.



Considero una buena noticia que el señor que ha tenido más votantes en las últimas elecciones generales, se haya recuperado de una operación oftalmológica, siempre delicadas por definición, y así pueda ver con más claridad el otoño caliente que se le avecina en el circo de la Carrera de San Jerónimo, en el que destacados payasos de la política nacional, estarán espèrando su turno para hacernos reír a mandíbula batiente.

Pero la noticia pierde lustre para sus devotos y gana brillo para sus detractores al conocer que la intervención ha sido en una clínica privada.

¿Con qué cara nos podemos presentar glosando la sanidad pública, alardeando de sus logros y su alta eficacia y eficiencia, si cuando nos sale un callo en el dedo meñique estamos llamando a las puertas de la privada con los dineros en la mano?

Evidentemente esto va en relación directa con el poder adquisitivo de la ciudadanía. El callo del pie del ejemplo anterior, se lo curaba la plebe rascándolo con "piedra pómez", y sobre lo del ojo, era cuestión aparte; los menos pudientes lo llevaban pegado con una tirita y otros con un parche, algo más decoroso aunque inquietante, recordando a los antiguos piratas. Eso sí, los potentados y políticos, ya sabían a donde tenían que acudir según sus influencias y poderes inherentes a sus cargos, desde los Reyes Católicos, pasando por repúblicas, Franco, transiciones democráticas e inefable situación actual.

Señor Feijoó, en esto -como en tantas otras cosas- hay que predicar con el ejemplo y usted debería de haberse apuntado, como lo ha hecho un servidor, al SERGAS (si está empadronado en Galicia, que ni lo sé ni me importa), o al homólogo servicio público sanitario madrileño, si bien desconozco como lleva su relación con "la Ayuso", la jefa de aquel cotarro, y pareciera que de algo más. De este modo, supongo que le pasaría igual que a mí, que después de año y pico y dos denuncias con respuestas impresentables por parte de los memos e ineptos - por calificarlos de forma suave- que están a cargo del departamento de quejas, he conseguido ser operado por la Seguridad Social, ente al que estoy afiliado y cotizando religiosamente desde 1971 y que, con tal motivo, considero que me corresponde ser atendido sin necesidad de recurrir a lo privado.

Hecha esta pequeña gracieta, que a mi no me hace gracia alguna, soy consciente de que en dolencias determinadas, cual puede ser la urgencia de un desprendimiento de retina, la sanidad pública gallega -que es la que conozco- reacciona con la inmediatez oportuna, por lo que redoblo mi crítica sobre su elección y prevalencia de lo privado sobre lo público, sabiendo que en nuestros hospitales hubiera sido atendido con la debida presteza (no quiero pensar siquiera que pudiese tener trato de favor por tratarse usted de quien se trata).

Decía el chiste del loro, cuando naufragó el barco en el que navegaba y se había ahogado toda la tripulación y el siguiente y último era él: "ahora jodémonos todos". Pues bien, aplíquese, usted y resto de políticos a los que nunca he visto en las esperas de los ambulatorios y hospitales públicos, el concepto de que todos somos iguales ante las enfermedades -entre otras muchas cosas- y dejen de andar mariconeando por lo privado mientras hacen hipócrita gala de la eficiencia y eficacia de lo público y bajen a la arena y déjense ver por las esperas de los centros de salud y hospitales en las que moramos sus entusiasmados votantes y así, sin querer y de paso, se pueden enterar de primera mano, en vivo y en directo, de lo que realmente necesita la gente, que nada tiene que ver con lo que preconizan en sus insulsos y repetitivos relatos, siempre sesgados e intencionados para la captación de votantes que les permitan estar sentados en sillas que, en ocasiones, algunos no merecen.

Otro día hablaremos sobre a donde envían a estudiar a sus hijos los apóstoles y palmeros de la educación pública, que también tiene tela.