Se buscan monjas de clausura
para reabrir un convento
Lo que nunca había visto en anuncios por palabras, ni creo que llegue a ver, es que se busquen monjas, como acredita el titular de hoy.
En principio, cabría pensar que podría tratarse de mujeres con aspecto de monjas para figurantes de una película u otra cosa parecida; pero no, se buscan monjas de toca, de las de verdad, además, para rizar el rizo, de clausura.
Vamos a ver, catedrático, ¿cómo vas a buscar monjas de clausura si ya están "clausuradas" y no las puedes ver?
¿Cómo crees que te van a ver el anuncio si no tienen contacto con el exterior porque están encerradas en sus respectivas celdas haciendo tocinillos de cielo y zurciendo rotos imposibles de arreglar por el resto de los mortales.
Una opción sería que les propusieras a través de la Madre Superiora, si lo tiene a bien, lo que hacen las telefonías para captar clientela, cambiar de compañía.
Ahí ya habría que ofrecer mejoras que las motivasen al cambio, como podría ser tarifa plana para oraciones, confesión virtual, celda full-equip, pases pernocta..., yo qué sé.
Aunque yo creo que la vía de sacarle clientes a la competencia, en este sector de la clausura no va a ser tarea sencilla.
Quizás habría que montar un criadero de monjas, en el mejor sentido de la palabra, al igual que se hacía no hace muchos años con los curas internando a los infantes en los seminarios -hoy más vacíos que la caja de las pensiones- para que de adultos, previa correspondiente tonsura, votos y demás protocolo litúrgico, empezaran a repartir hostias entre los afines al asunto religioso.
No sé, mejor dedicarse a la prospección en diferentes mercados en busca de otros fenómenos que pululan por ahí, como los del Hare Krishna esos, que parecen butaneros un poco tirillas con el coco rapado y a lo mejor los convences fácilmente y te vienen para tocar los platillos tan plácidamente en el convento sin dar la brasa a nadie por la calle y pagan religiosamente, como no podía ser de otro modo, el correspondiente alquiler.
Y así, ya podremos reabrir el convento. Lo malo es que estos últimos, de hacer tocinillos de cielo, me temo que nada de nada.
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