lunes, 18 de marzo de 2019

Este no es mi Juan


Se confunden de cadáver y lo descubren poco antes del velatorio en Fornelos


Esto de las confusiones es un tema muy manido entre los mortales.

El ser humano, no sé porqué, es muy dado a confundirse, curiosamente la mayoría de las veces a su favor.

Contra los frecuentes casos de quien llega tarde al trabajo disculpándose por que se confundió de hora, no se conocen muchos otros en los que el empleado se encuentre una hora antes en la puerta por el mismo motivo.






Generalmente, cuando la confusión es en los cambios de moneda tras un pago, casi siempre te devuelven "de menos" y raramente de más.

También existen las confusiones, digamos menores, en las que pides en una hamburguesería una "Big" y te traen unas arandelas de cebolla frita no aptas para el consumo de los que ya peinamos canas.







Recuerdo la primera -y única- vez que las metí en la boca creyendo que eran calamares rebozados.

Me echaron del establecimiento por decir tacos.

Sin comentarios.

Estos casos de despiste cotidianos, son fácilmente subsanables y no tienen más trascendencia que una pequeña aclaración.
 
El problema surge cuando la confusión gira en torno a un cadáver.

Aquí el asunto es mucho más serio.







Resulta que con todo lo que tienes encima, llegas al tanatorio, destapan la tapa del féretro para mostrar al finado a los que vengan a darte el pésame y a acompañarte en el sentimiento, y en vez de encontraros a tu pariente, aparece allí un señor de Burgos que no conoces de nada, en principio muerto también; bueno, peor sería que estuviera vivo.

El error no cuela salvo que tuviesen cierto parecido, en cuyo caso ya sobrevendrían los típicos comentarios de "no parece él" o "no va muy cambiado".

No parece él, porque no es él.

Tienes que ponerte a buscar por el resto de salas del tanatorio para localizar en donde te han dejado el tuyo y proceder al cambio, como quien cambia un sofá de habitación, pero en medio del revuelo y murmullo que se haya formado ya en el local.






Un follón.

Hago desde aquí un llamamiento para que los señores responsables del manejo de nuestros cadáveres, pongan más sentido en el tema que los dependientes del Burger citado, ya que estamos hablando de cosas serias, no de hamburguesas ni arandelas raras, e intenten colocar a cada mochuelo en su olivo sin confundirse, ni de mochuelo, ni de olivo.

No es tan difícil.

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