domingo, 6 de febrero de 2022

Pesca y porno.

 

Hackean con imágenes porno las jornadas de pesca de Celeiro







Esto de los hackers viene a ser algo así como antaño lo habían sido las cucarachas: en principio no se ven, salen por donde menos te lo esperas y no consigues acabar con ellas. En favor de las cucarachas habría que decir que estas simplemente eran desagradables a la vista, sin más, iban a lo suyo sin molestar y aquí paz y después gloria; en cuanto a los también invisibles hackers, independientemente de que sean rusos -que parece ser que hay muchos-, daneses o de Mondoñedo, el "pequeño" problema radica en que te pueden ventilar los eurillos que tengas en la cuenta del banco -si es que los tienes, claro - porque en principio y que yo sepa, no se ha conocido el caso de que te hackearan la cuenta para llevarse tu hipoteca y continuar pagándola ellos.





Hecha la necesaria introducción, quiero abundar un poco en los diferentes tipos de hackers que habitan en las redes. Aparte de los significadamente delictivos con afán de enriquecimiento ilícito a costa del prójimo, que son legión, hay un tipo que podríamos -siendo generosos- calificar como románticos, es decir, los que joden por joder; ahí nos encontramos a los artistas que irrumpieron con imágenes pornográficas en una exposición de las Jornadas de Pesca de Celeiro, en el momento en que supongo estarían visualizando la actividad pesquera de la merluza y pasando repentinamente a otras más relacionadas con el bacalao, la almeja y otras especies que, a priori, no estaban previstas en el programa.





He de confesar que me hubiera encantado ver las caras atónitas de los asistentes y el estrés del ponente y responsables del acto ante el súbito cambio de especies y pesquerías que se les presentó en la gran pantalla por parte de los hiperactivos, ociosos y siempre imprevisibles hackers durante los minutos que tardaron en recuperarse del shock y resolver el inesperado "accidente" que les mostraba al negro del whatsapp sujetando un congrio, resultando que, fijándose bien, no era exactamente un congrio.




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