martes, 22 de noviembre de 2022

Con papel de fumar

 Los mayores reaccionan a las nuevas señales de la DGT: dan la visión de que son un peligro y eso "es un poco feo".

Como quiera que tengo más de un blog, quiero precisar que en este únicamente desarrollo titulares de prensa que, por unos u otros motivos, me sorprenden y me dan pie para hacer un mínimo, y tal vez torpe, desarrollo de los mismos, dentro de mis evidentes limitaciones y siempre buscando un puntito de humor y de cabreo por aquello que leo.
En el caso del titular de hoy, quiero resaltar en primer lugar la equivocada extrapolación del algo por el todo. Mire usted, señor redactor, desconozco su edad, pero me imagino que si está en activo será porque todavía no lo han jubilado y, consecuentemente, no es mayor; por tanto permítame que le informe que los mayores, cual es el caso de un servidor, en principio, estamos mucho más preocupados por nuestras necesidades económicas, sexuales -en su caso- sanitarias, afectivas, sociales y de otra índole, que por el carajo de un dibujo que a alguien se le hubiera ocurrido plasmar en una señal de tráfico; ahora bien, como quiera que entre los mayores también existe un segmento que lee, se informa y se entera de las noticias y la actualidad, tanto o más que algunos periodistas apesebrados y monocordes, me siento obligado a escribir un par de líneas sobre este titular y el supuesto movimiento de rechazo que dice, ha creado entre "los mayores".
Para ello, tengo que comenzar con una frase hecha muy adecuada al tema:  "cogérsela con papel de fumar".




Para la minoría de mis lectores que pudieran desconocer el origen de la frase, aclaro que esta viene a escenificar el acto de sujetar la pilila -con perdón- para orinar, con un papel de fumar para no tocársela directamente con los dedos, constituyendo ello una expresión hiperbólica, acuñada hace ya unos cuantos años, para escenificar de forma figurativa el summum de la pijería.




Pues bien, hemos llegado a una época en la que todo el mundo pseudo progre, lleva en el bolsillo un librillo de papel de fumar para, ante cualquier cuestión, sacarlo, sujetársela y abanderar una posición contraria a la propuesta o, cuando menos, buscarle aristas y temita para discutir y exhibir sus hipotéticas y en ocasiones, fingidas e impostadas sensibilidades.
Discúlpenme las feministas de pro, dado que la cita de "sujetársela con papel de fumar" actualmente quizás pudiera llegar a sugerir algún tipo de delito machista; pero aclaro que la frase proviene de épocas normales en las que se entendía todo muy bien sin necesidad de tantos matices y explicaciones para con todo aquello lo que se mueve. 
Este asunto de la señal de tráfico me concierne personalmente dada mi confesa enfermiza obsesión por la comunicación y, en este caso, a la que viene a ser una de sus derivadas principales, la señalética.





Al final de toda esta perorata y volviendo al titular de inicio, quiero concluir exponiendo que la señal en cuestión, a mi criterio, está perfectamente diseñada; se trata de advertir al conductor de que se está adentrando en una zona en la que se prodigan personas con movilidad mermada, con lo cual, salvando raras excepciones, el automovilista se comportará con mayor precaución ante la posibilidad de que se encuentre algún mayor en su trayecto, aunque sea por imprudencia de aquel, y en el entendimiento de que los mayores -de momento- suelen ser más respetados a la hora de atropellar a alguien por parte de los nerviosos conductores que, algunos, van atropellando a todo lo que les pongan por delante.
De todos modos, y por poner un punto de humor negro en este tema, debo manifestar que poca esperanza tengo en la eficacia de la nueva señal. Sin ir más lejos, tenemos en nuestras autovías varias señales de advertencia de la proximidad o incursión de "animales salvajes" y me gustaría saber si alguno de ustedes ha conducido los siguientes kilómetros especialmente atento a que le pudiera sorprender un corzo o un jabalí saliendo repentinamente de la cuneta e invadiendo la calzada.




En todo caso, agradezco que la DGT haya diseñado unas figuraciones de señores cáncamos y con bastón para advertir del peligro, en vez de hacerlo con una pareja de saludables sexagenarios perreando o haciendo footing, taichi o calistenia, lo cual no invitaría en absoluto a reducir la velocidad ni conseguiría señalizar el potencial peligro, aunque sí daría satisfacción a los críticos con este asunto que confunden el culo con las témporas, y a quienes enfatizo que la señal está para defender a los peatones ante actuaciones inapropiadas de los conductores, no para poner en valor lo estupendos que nos encontramos -algunos- siendo ya mayores, que para eso ya tenemos otras vías de manifestación.




O sea, los señores que se han pronunciado "sensu contrario" al concepto de la señal, incluidos sorprendentemente para mí, entre otros, catedráticos gallegos, háganme el favor de despojarse de sus filias o tonterías políticas y/o personales y del papel de fumar que las recubre y celebren que una señal, solamente a sus ojos denigrante, pueda llegar a evitar accidentes con los mayores de nuestro país que son, sin algún género de duda, los sujetos pasivos y beneficiarios finales de la nueva y cuestionada señal de tráfico.
Otro día hablaremos de señales ahora también cuestionadas, con los niños, las niñas, los niñes y los de más allá; pero eso será, insisto, para otro día. 

No hay comentarios: