Dimite el consejero del Banco de España apoyado por el PP a las seis horas de su nombramiento.
En principio, todavía imbuido por el estupor que me produce la noticia, estoy celebrando el hecho de que alguien haya dimitido en este país, según reza el titular. Si bien, como buen gallego y poniéndome un puntito suspicaz, desconfío sobre si ha dimitido o lo han dimitido.
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Sea como fuere, el hecho es impresentable.
En un mundo completamente fiscalizado por el "Gran Hermano", años ha, vislumbrado por George Orwell, también corroborado por Alvin Toffler, y que nos ha impuesto el long tail y los algoritmos es, repito, impresentable que se pudiera haber llegado a realizar ese nombramiento.
Cierto es que no ha mucho, se ha producido un caso similar con el nombramiento de un ministro de cultura, si bien en aquella ocasión duró unos días en el cargo. Su efímero mandato, un poco más duradero que el que hoy comento, tal vez haya sido condicionado porque su cargo era de más enjundia que este. Pero, proporcionalmente, el ridículo y la incompetencia de los mentores, son de similar jaez.
Para los poco familiarizados con términos como long tail y algoritmos, aclaro lo que significan.
Hoy en día, estamos llegando a un punto en que, cuando me entran ganas de ir al baño, me aparece un anuncio de papel higiénico en el móvil o en el ordenador, según lo que esté utilizando. Esto, por no ser casual, es una barbaridad de intromisión en la vida privada de las personas. A través de la información que tienen de mí, y de ti, y del vecino del quinto, esta gente sabe a donde vas, de donde vienes, qué estás haciendo y, lo que es todavía peor, lo que vas a hacer mañana por la mañana; eso es la derivada del long tail y los algoritmos, o sea, los monstruos de internet que van recogiendo información sobre nosotros por todos los sitios en que, consciente e inconscientemente, la vamos dejando. La cosa pinta, realmente, muy mal y peor que pintará con la Inteligencia Artificial que avanza a pasos gigantescos a cada momento. Como será la cosa que, dada la gravedad del asunto, ya se le está intentando poner límites a través de la AESIA (Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial), con recién nombrada sede en Coruña.
Pues bien, conociendo todo lo conocido -y lo desconocido- sobre el perfil del recién nombrado, todo un consejero del Banco de España, van los iluminados de nuestros políticos y unos (de un bando) lo proponen para el cargo, y otros (del otro bando), lo nombran.
Hecho objetivo: a las seis horas dimite.
Por lo visto, según el medio informativo, dimite por ser afín o simpatizante manifiesto con el independentismo catalán. Tengo que conocer pormenores del caso, pues, si esa es la causa, antes de dimitir hay un paso previo que es aceptar; entonces, si dimite por tal motivo a las seis horas de haber sido nombrado, ¿por qué ha aceptado el cargo seis horas antes?
¿O es que no le han preguntado y lo han nombrado sin más?. No sé qué será peor, una cosa u otra; o tal vez, las derivadas que no se conocen y que, probablemente, serán mucho peores todavía.
Esto viene a ser como si a mí me "nombran" delantero centro del Barcelona y seis horas después de haber aceptado, dimito porque estoy gordo, viejo y cojo. Ya estaba igual seis horas antes, ¿no?
En fin, confiemos en que el próximo candidato en que se fijen para ocupar silla en Alcalá 48, esquina Cibeles, no sea Torrente, aunque para algunas labores de supervisión que llevó a cabo el Banco de España, tal vez podría dar el perfil y, lo que es mejor, no creo que dimitiese tan pronto como su antecesor y probablemente pondría intención en el desempeño del cargo, ...hasta que lo cesaran, claro.
Y, desde luego, independentista Torrente no es.