lunes, 31 de julio de 2017

Meadas de pago




Ribadeo calcula que 51.240 personas pagarán por orinar en As Catedrais





Ribadeo calcula que 51.240 personas pagarán por orinar en As Catedrais

Necesito conocer urgentemente el método de cálculo utilizado para este menester por el Concello de Ribadeo.


¿Quién ha sido el catedrático?. ¿Cómo ha llegado a esta conclusión y que pasos ha dado para ello?


Es que el tema, tiene su aquel.

En los próximos meses van a ir a orinar a la playa de As Catedrais, nada más y nada menos que 51.240 personas.


No irán unos miles. Ni siquiera unas 50.000.


No, irán 51.240; ni una más, ni una menos.


Me imagino que con el mismo esmero que realizaron el cálculo del número, también habrán evaluado la frecuencia; es decir, si van a ir las 51.240 el mismo día o en días diferentes.
Eso sería muy interesante a la hora de establecer el número de urinarios a instalar; no vaya a ser que por falta de artilugios nos dejen As Catedrais llenas de meadas, si es que deciden amontonarse a la hora de las micciones.





                                                      cola para los urinarios



No hablan de "aguas mayores". Desconozco si aplicarán la frase hecha de "a cagar de campo". En ese caso el afán recaudatorio se va a ver resentido, pues no creo que tengan bemoles para cobrar por este acto al aire libre y con berzas de fincas privadas disponibles a modo de papel higiénico.


Lo que me intriga, a todo ésto, es la suerte de los ciudadanos que no acaten la ley y no realicen meadas de pago, ¿cómo abordará el Concello el tema de las sanciones?. No veo yo a un representante del orden apostado al lado del cliente esperando a que termine de hacer sus necesidades para la imposición de la correspondiente multa. Además, la persona aliviada, probablemente irá en bañador y, por lo tanto, indocumentado y sin posibles para satisfacer la multa, ¿le dará un abrazo al agente, o qué?. Tendremos que esperar para ver la resolución de los primeros casos. 


La cosa, promete.



domingo, 30 de julio de 2017

La fuente de san vicente manará vino

La fuente de San Vicente manará vino.








La Praza do Campo ha sido, es, y muy probablemente será, la "Zona Cero" de las relaciones etílicas lucenses en sus diferentes grados de alcoholemia; en algunos casos hollada por sujetos de perfil enológico tipo onanista y en los que más, por grupos y pandillas de amigos.

Creo que no está probado que los romanos hicieran sus "quedadas" en la empedrada plaza, aunque entraría dentro de lo posible y más aún, probable, dado que su privilegiado emplazamiento la situaría  en el epicentro de la urbe de Lucus Augusti; así, estoy viendo a los colegas de la Cohors III Lucensium cantando el "andar miudiño", o canción de taberna al uso de la época, abrazados en el centro  de la plaza, medio mamados de vino de la Ribeira Sacra, y a Paulo Fabio Máximo apareciendo por la Rua da Cruz  "mandando a parar" y todo el mundo al barracón a dormir la mona para poder cargar con las catapultas al día siguiente, como Júpiter manda.


                                             imagen lavozdegalicia.es


Lo que sí es cierto es que en aquel entonces no presidía la plaza la fuente de nuestro querido San Vicente, por tratarse esta de una recreación pétrea de la época barroca, lo que nos sitúa ya en el siglo XVIII, muy alejados de los ancestrales romanos.

San Vicente es, para los lucenses de pro, como un colega más. El paisano está allí, en lo alto, pero sin prepotencia, todo tranquilo, observando lo que se cuece alrededor y pasando lista por si hay alguna baja, de hecho su orientación es hacia la Ruanova, para tener una panorámica más amplia de los acólitos -no confundir con alcohólicos- que diariamente le rinden culto.

Nuestro San Vicente, de apellido Ferrer, no ha sido santo reconocido por haber conseguido milagros de gran repercusión mediática, tal vez por ello ahora, que ya está jubilado, reivindica algo más de mérito para que su anterior subida a los altares no hubiera sido tan frívola, y en un ejercicio de "Magia Borragia", emula a Jesucristo con la transformación, en vivo y en directo, del agua en vino, que es un milagro muy efectista y celebrado en ambientes de ocio.

Este milagro, que confirma la santidad, valga la redundancia, de San Vicente, está a punto de obrarse nuevamente en la ciudad bimilenaria y, por experiencias anteriores, a buen seguro contará con miles de fieles devotos que elevarán sus preces al ritmo del tinto que vaya manando a los pies del venerado Santo.





Tome nota el Vaticano para fomentar este tipo de aproximaciones a emblemáticas figuras del santoral cristiano que, sin duda, redundarán en captación de nuevos clientes para la Iglesia allá donde se celebren.

viernes, 28 de julio de 2017

La piscina







La piscina de A Pastoriza tiene agua, pero el Concello no sabe si funciona


Teniendo en cuenta que A Pastoriza no es precisamente Manhattan, se me antoja que no sería excesivamente oneroso desplazar a una comisión municipal a la susodicha piscina y comprobar "in situ" el tema del funcionamiento.

Vamos a ver, hay algunas cosas de fácil constatación acerca de su operatividad.

Pongamos por caso un botijo.



Se agarra por el asa, se eleva, se inclina y si sale agua por el pitorro, funciona.

Otro tanto ocurre con la freidora de los churros.

Se echan los churros en el aceite y si salen fritos, es que la freidora, vale. En otro caso, es que hemos echado los churros en la lavadora por despiste.

Con las piscinas pasa otro tanto.

Se coge a un sujeto, preferiblemente autóctono, se le despoja de su ropa -por tener un detalle- y se tira al vaso de la piscina sin más miramientos.

Si flota o no, dependerá de si el cristiano sabe nadar, pero si bracea y esas cosas es que la piscina sirve para bañarse en ella, es decir, la piscina funciona y se terminaron las dudas municipales.

Fácil, ¿no?

miércoles, 26 de julio de 2017

Cierre de camas del HULA








LUGO

El cierre de camas del HULA enfrenta a personal y gerencia



No termino yo de entender muy bien este asunto de las camas de los hospitales públicos.Cuando los inauguran, no sé porqué, casualmente siempre en vísperas de elecciones, los políticos de turno presumen del número de camas como identificativo de la magnitud y calidad de lo que están inaugurando.

Al igual que cuando inauguran una carretera se les llena la boca de los kilómetros que han inaugurado, en el caso de los hospitales la cita ineludible es el número de camas de que vamos a disfrutar los mortales que por allí tengamos que pasar; de modo que, cuantas más camas tenga el centro, más mérito se apuntarán los de la foto.









Pues bien, luego va pasando el tiempo y cuando ya nadie se acuerda de la inauguración, viene el tío Paco con las rebajas y se pone a cerrar las camas que antaño había inaugurado y de las había presumido a bombo y platillo.

Hasta aquí, todo "normal", bueno, mejor expresado, "habitual", ya que de normal no tiene nada. El problema se plantea cuando nos ponemos malos y las pocas camas que quedan están ocupadas. ¿Qué hacer?.

Acostarse encima de las baldosas del suelo no parece solución recomendada, especialmente para pacientes en estado delicado. Tampoco va a resultar fácil compartir cama con otro cliente. Podría tener alguna enfermedad incompatible o, simplemente, no estar dispuesto a dormir con el primer desconocido que llegue.

Yo creo que para remediar este desaguisado es preciso poner en práctica algo inspirado en el copago de los medicamentos. Es decir, poner la cama el paciente.

Sí, del mismo modo que antaño se ponía (bueno, se pagaba aparte) para otras actividades más divertidas, en el caso de los hospitales, vamos a llevar la cama nosotros.







La duda me surge en la forma en que se va a administrar todo esto, porque, claro, lo de llevar la cama es una buena solución pero como cada uno es de su padre y de su madre, va a ocurrir que uno va a llevar un dormitorio Luis XV y el compañero de habitación, tal vez, uno de IKEA.

 Y no digamos si aparece un portugués con su dormitorio de madera-madera de media tonelada de peso.

 Aquello va a ser un sindiós. Además, habrá que llevarlo desmontado, ya que alguno no entraría por la puerta.

Ya estoy viendo a los familiares de los pacientes, ya que los pacientes propiamente dichos no estarán para este menester, cargando con los largueros de las camas y las mesillas de noche y subiéndolos a planta a pinrel, ya que en los ascensores tampoco caben.







En fin, quizás lo más práctico sería que las camas, ya que están allí, no las cierren y así nos evitaríamos todo este follón.


martes, 25 de julio de 2017

El Apóstol se suma a la fiesta






CARBALLO



El Apóstol se suma a la fiesta



Ya estaba tardando.

Unos cuantos de siglos metido en la humedad reinante en la Catedral de Santiago, acaban con la paciencia de cualquiera; incluído el Apóstol Santiago.

Además, allí inmóvil, sin decir ni Pamplona, dejándose abrazar por todo quisqui, sin poder escoger ni a quien saludar ni a quien no, es un marrón tremendo.

Por lo tanto, no me extraña que el Santo, aburrido, se bajase de la peana y se pirase para Carballo, que allí hay movida.

Supongo que, por lo menos, le pondrán la Panorama o la París de Noia, más que nada para darle el nivel que merece el Patrón de Galicia.






El problema surge para la misa de la mañana del 25 de Julio.

¿Qué hacemos con el hueco que dejó Santiago?

¿A quién harán la Ofrenda al Apóstol?

¿Qué vamos a poner allí? 

¿Una gallina, un conejo, un jarrón chino?

Se me ocurre poner la imagen de San Roque, pero a lo peor no cuela por el perro. Aunque el perro, podemos esconderlo debajo del altar y decirle que no ladre durante la celebración.




Tal vez San Cristóbal, aunque en este caso habría que tapar al niño que lleva sobre el hombro con un paño, como si de un loro se tratase, para disimular un poco el tema.




No sé, no sé..., es todo muy engorroso.

Lo mejor va a ser ir a buscar al Apóstol a Carballo y, en el estado en que se encuentre, traerlo de nuevo para la Catedral y exponerlo, aunque sea con gafas de sol, durante la celebración de la Ofrenda.

Luego, lo dejamos marchar otra vez de marchuki, y todos contentos hasta el año que viene.