sábado, 9 de diciembre de 2017

Plazo fijo







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Los títulos emitidos por Orsted y destinados a financiar parques eólicos se amortizarán en el año 3017.

Esto de tener dinero últimamente se está poniendo muy difícil, no el obtenerlo, que ya es difícil de por sí para la mayoría de los mortales, sino por mantenerlo de una forma medianamente sensata.

Me explico:  hace unos cuantos años, tampoco muchos, la gente que tenía algún ahorrillo lo metía en el banco en una cartilla o libreta de ahorro (llámesele como quiera), en la que venía recibiendo un menguado interés por sus dineros allí confiados.

En aquel entonces la banca ya hacía de las suyas de forma sibilina a efectos del cálculo de intereses, computando los ingresos que se realizaban como si se hubieran hecho el último día de la quincena, y las retiradas, o reintegros de efectivo, como si fuera el día uno, independientemente de la fecha en que se hubieran producido; de tal modo que no era fácil que la cuenta devengase intereses si tuviera un mínimo de movimientos.







Un sinsentido contemplado por la anuencia del Banco de España, organismo que se ha venido destacando a lo largo de los últimos decenios por su labor en pro de la transparencia y eficacia del sistema financiero y, por ende, de las entidades bancarias.

De la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), hablaremos otro día, que ese organismo da para mucho tema.

Pues bien, volviendo al asunto, cuando el penitente había alcanzado en su libreta de ahorro una cantidad más o menos considerable y de la que podía prescindir durante un tiempo determinado, decidía situar sus dineros en una modalidad que le ofreciera una mayor rentabilidad; se estaba enfrentando entonces a una disyuntiva de enorme trascendencia, que era optar por inmovilizar su dinero por uno o tres años; aquel era todo el abanico de posibilidades para el ahorrador. 

Para los más inquietos, raza bastante común por otra parte entre la clientela bancaria, ya entonces asomaban el hocico "cantos de sirena" alternativos, como SOFICO y otros de similar jaez, a los que los ahorradores más iluminados acudían para destacarse de los demás, con resultados catastróficos.






Con el devenir de los años, la cuestión financiera ha ido avanzando y adaptándose a los tiempos, necesidades y corrientes económicas; tanto así que los plazos y condiciones de los depósitos han cambiado una barbaridad. 

Como reza nuestro titular de hoy, si a aquel ahorrador de 1970, sin ir más lejos, le hubieran ofrecido una imposición a mil años, se quedaría mirando para el bancario de turno preguntándose si estaría borracho.






Vamos a ver, tampoco hay que ser un ahorrador de 1970; hoy en día, ¿alguien en sus cabales haría un depósito cuyo vencimiento fuese dentro de mil años?

Todo el mundo aspira a vivir un montón de años, pero ¿tantos...?

Si esto tiene éxito, me voy a plantear emitir yo bonos a mil años, con intereses al 25% pagaderos cada cincuenta años. En la fecha del primer pago de intereses, ya hablaremos.

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