Si eres terrorista y resides en Bélgica, y no me estoy refiriendo a nadie en particular, estás de enhorabuena; lo único que tienes que hacer para perpetrar atentados -que sería lo tuyo- es esperar a las 21.00 horas y a las 21.01 ya puedes actuar libremente pues sus leyes, y su policía por extensión, de alguna manera lo permiten o, cuando menos no lo impiden, que a los efectos viene a ser lo mismo.
O sea que si vives en Waterloo, un suponer, a partir de las nueve de la noche si se te acerca alguien en la penumbra, puede ser un émulo de Napoleón -si es un majara- o, en el peor de los casos, un morocho dispuesto a hacer filloas contigo sin que nadie diga ni Pamplona.
Pues bien, el tema horario a la hora de las intervenciones públicas, lamentablemente se puede extrapolar a otros ámbitos no tan lejanos y que nos conciernen muchísimo más.
Como bien apunta el titular de hoy, si eres afortunado por poder vivir en la bimilenaria ciudad de Lugo deberías de estar pendiente del reloj en el hipotético e indeseado caso de que te dé un infarto.
Si tienes la suerte de que se te pare la patata a las 21:59, ¡premio!, unos excelentes profesionales, con aparatos a la última, probablemente serán capaces de reintegrarte a este mundo para que tires un tiempo más entre los mortales envenenándote cada día viendo telediarios y muriéndote de otra cosa, o de la misma pero más adelante.
El problema surge cuando pasan de las 22:00 y tienes la ocurrencia de infartarte; en ese momento, como si el dios Cronos dictara sentencia, las posibilidades de supervivencia son equivalentes a las que existían en el momento de la fundación de nuestra querida ciudad; es decir, no te tiran entre las ortigas que rodean el hospital, pero te facturan a 100 kilómetros de distancia sin seguro de vida "in itinere" y ahí ya te puede pasar de todo, incluído lo peor.
Supongo que todo esto vendrá determinado porque las máquinas no sean de última generación como nos dicen, se las hayan agenciado en "Segunda mano" y se recalienten durante el día y tengan que parar por la noche para que se enfríen, las engrasen, les metan gas-oil y esas cosas, ya que, de no ser así, no tiene perdón de Dios que la gente se muera ¡por 5 minutos!
Y pensar que todo esto nos lo intentan vender como un avance...; ¡manda güevos!
O sea que si vives en Waterloo, un suponer, a partir de las nueve de la noche si se te acerca alguien en la penumbra, puede ser un émulo de Napoleón -si es un majara- o, en el peor de los casos, un morocho dispuesto a hacer filloas contigo sin que nadie diga ni Pamplona.
Pues bien, el tema horario a la hora de las intervenciones públicas, lamentablemente se puede extrapolar a otros ámbitos no tan lejanos y que nos conciernen muchísimo más.
Como bien apunta el titular de hoy, si eres afortunado por poder vivir en la bimilenaria ciudad de Lugo deberías de estar pendiente del reloj en el hipotético e indeseado caso de que te dé un infarto.
Si tienes la suerte de que se te pare la patata a las 21:59, ¡premio!, unos excelentes profesionales, con aparatos a la última, probablemente serán capaces de reintegrarte a este mundo para que tires un tiempo más entre los mortales envenenándote cada día viendo telediarios y muriéndote de otra cosa, o de la misma pero más adelante.
Y pensar que todo esto nos lo intentan vender como un avance...; ¡manda güevos!
1 comentario:
Carallo, de que te quejas, aún encima de que amplían horario...nunca estáis contentos
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