domingo, 29 de abril de 2018

Mangando en hoteles



Arrestan al responsable de robar veinte televisores en un hotel de San Lázaro



Vamos a ver; de toda la vida es conocido que mucha peña se va de los hoteles con la toalla, el jaboncillo, dos de champú y un cepillo de dientes; no por necesidad, sino por el hecho de llevárselos. Es un asunto atávico que no admite mayores explicaciones.

En Santiago, a un paisano se le antojó insuficiente el asunto del "mangue" convencional, más o menos comúnmente aceptado, y se vino arriba para distraer, nada más y nada menos que, ¡veinte televisores!.

No me consta que el recepcionista del hotel fuera Stevie Wonder pero, de no ser así, ¿quién estaba detrás del mostrador mientras pasaba veinte televisores por delante?.







La noticia no explica si los pasaba debajo de la gabardina o arrastrados por una cuerda como si fuera el tren chú-chú con el tío delante silbando.

Por cierto, habrá que suponer que se trataba de televisores de 17 pulgadas, porque si fueran de 42 tendría que tener dos camiones de mudanzas a la puerta del hotel y daría el cante.

En cualquier caso, parece un número demasiado ostentoso como para pasar desapercibido a los ojos de cualquiera, incluído el personal del hotel.







Mientras tanto, en las habitaciones, en el espacio que han dejado los televisores han puesto colgando de una cadenita, para que no los manguen también, unos crucigramas con un lápiz y una goma de borrar "Milan" para entretener al respetable en tanto no repongan los aparatos sustraídos.







Y el ladrón, disfrutando de ver veinte cadenas de TV a un tiempo; que va a ser que se nos va a quedar con los ojos como "el Dioni" quien, dicho sea de paso, también se dedicó al trinque, pero a nivel dios.

3 comentarios:

Silvia Larrosa Pan dijo...

Bueno, así me gusta.
Lluvia ácida sobre el personal!!!

Manolo Dominguez dijo...

Algo parecido sucedió en la Empresa en la que trabaje, hace ya unos cuantos años.
Para entrar en el edificio era necesario pasar por el vigilante de seguridad, cosa que los dos señores vestidos con sus monos de trabajo, y portando una carretilla hicieron, para decirle al Sr. Vigilante, que venían a por los ordenadores del Centro de Formación, cosa que hicieron y se llevaron en la furgoneta que habían aparcado en la misma puerta....

José María Ares Sarceda dijo...

Qué bueno. Si yo siempre mantuve que, con una funda de trabajador, te llevas lo que quieras de donde quieras sin que nadie te diga ni Pamplona.