El deterioro cognitivo se acelera con las jubilaciones anticipadas
Unas de las principales causas de jubilar a profesionales antes de tiempo es que se encuentran en perfecta forma física y psíquica y, de repente, no tienen nada que hacer.
He de confesar que me encantan las manifestaciones camufladas de sentencias acerca de temas sobre los que dogmatizan individuos de diferentes raleas, con mayor o menor conocimiento y criterio sobre ellas, especialmente cuando estas proceden de científicos o tienen sesgos estadísticos.
En principio, y atendiendo a la libertad de expresión, cualquier persona puede verter opiniones que luego recogerán algunos medios, dándoles pábulo sin comprobar el más mínimo rigor de las mismas.
Sin ir más lejos, hoy me ha llamado la atención un titular que acredita que aquellas personas, animales o cosas, que accedieren a la jubilación anticipada, cargarían sobre sus hombros, o mejor dicho sobre sus cerebros, con un importante deterioro cognitivo en su orgánico y diario funcionamiento neuronal.
Pues bien, ante semejante aserto, me veo obligado a corroborar la validez del estudio científico en cuestión.
Yo, jubilado anticipado por la gracia de dios y por la legislación vigente al respecto, he notado en mí un significado deterioro cognitivo respecto a mi situación anterior de trabajador en activo.
En primer lugar, echo mucho de menos el sonido del despertador a las siete de la mañana que activaba mis neuronas y las ponía a funcionar; ahora, después de haber destrozado a martillazos el despertador, me despierto cuando me lo pide el cuerpo y eso me produce una desazón y una ansiedad que me obligan a acudir semanalmente al psiquiatra.
Tampoco es desdeñable la falta de generación de adrenalina, y por ende de estimulación neuronal, en el trayecto al trabajo en hora punta, con los correspondientes atascos y consecuentes retrasos para llegar a mi destino.
Bien es cierto que, en defensa de los señores investigadores, tengo que señalar que la ausencia diaria de problemas con mis jefes, clientes y empleados, me ha generado una zona árida en el cerebro muy difícil de recuperar, salvo intervención quirúrgica ad hoc.
Por otra parte, mi dedicación a asuntos tan variopintos como la familia, la gastronomía, la filatelia, la música, el teatro, la micología, los viajes, los animales de compañía, la lectura, la escritura, las redes sociales, los grupos de amigos, no han conseguido llenar el tremendo vacío que me ha supuesto abandonar el mundo laboral.
Yo no sé, o sí, si el que suscribió el artículo tiene un ápice de empatía, aunque me temo lo peor.
¡Alma de cántaro! ¿Cómo se te va a deteriorar el asunto del magín por dejar de trabajar?
¡ Atontao !
Si notas que se te va la pinza, es que ya venías mal de serie, no por el hecho de jubilarte anticipadamente; yo tenía el asunto neuronal deteriorado cuando trabajaba y ahora, gracias a dios y a no trabajar, lo estoy recuperando poco a poco.
Bendita jubilación, y si es anticipada, todavía más.
3 comentarios:
Yo me pregunto : ¿cómo es que acceden los animales a la jubilación anticipada?
Reciben una indemnización? Los encasquetan en un axilo?
Y a otra cosa, cuando me jubile, a la edad reglamentaria, pude hacer más cosas de las que hacía previamente, entonces, mi cerebro no tiene tiempo para relajarse.
Si falla, ya lo iba a hacer igualmente. He dicho.
Habrá cosas mejor que no hacer nada o hacer lo que te salga de las narices...???
La hiperactividad de Silvia no tiene parangón. No para ni atada.
Publicar un comentario