domingo, 5 de enero de 2020

La zona de confort

«Buscaba vivir experiencias nuevas fuera de mi zona de confort»






He de confesar que desde hace tiempo tenía ganas de escribir un par de líneas sobre este asunto.

Si no me había decidido hasta hoy fue porque siempre persigo que este blog recoja titulares de prensa tratados desde el humor y esto realmente, de humor tiene poco.

Vamos a ver, a mí esto del tema de "la zona de confort" es un asunto que me cayó muy mal desde el primer día que me lo presentaron en pretéritas épocas de mi vida profesional.

Resulta paradójico que el hombre -sustantivo de género común, aclaro- desde que dejó de ser mono (antes tampoco se sabe, entre otras cosas porque no hablaba) haya ido persiguiendo un bienestar y una zona de confort, aunque para ello hubiera tenido que dar un montón de porrazos y abrirle la cabeza a más de uno de sus vecinos.





Hasta aquí bien, aunque para los vecinos quizás no tanto.

Pues bien, esta necesidad de encontrarse cómodo, confortable, se ha ido agudizando hasta nuestros días, al punto de que actualmente hemos creado una sociedad absolutamente hedonista en la que estamos inmersos y atrapados sin visos de salida.

Todo, absolutamente todo, gira en torno al bienestar, confort, en definitiva consumismo para satisfacer necesidades que previamente nos han creado y hemos adoptado de buen grado.

Por otra parte, los menos consumistas, de alguna manera también se procuran su propio confort a través de diferentes actividades como pueden ser contactos con la naturaleza, practicando deportes, siendo espectadores o protagonistas de diversas manifestaciones artísticas, entre otras.






Ahora, bueno hace ya algunos unos años, llegan unos señores trajeados y engominados, representando a unas compañías siempre extranjeras que ya cobran un plus por su nombre cuanto más impronunciable, mejor; van y le pasan una factura pornográfica a tu empresa para que les escuches decir que tienes que "salir de tu zona de confort".

Hombre, ¡vete al carajo!






Al que te cuenta eso quería yo verle si le quitaran la mitad del sueldo, las dietas, el traje, la gomina y la estancia en hotel de cuatro estrellas, para "sacarlo de su zona de confort".

Vamos a dejarnos de tonterías y empezar a llamar a las cosas por su nombre.

Quien sale de su zona de confort, es porque su zona de confort es una mierda pinchada en un palo, o porque no tiene más remedio que salir por exigencias de su empresa, que le intenta vender la burra con estas delicatessen del management que ciertamente "reconfortan", pero únicamente a quienes las inventan y las venden a buen precio a los inútiles que se las compran.

¡ Hay que ver la cantidad de gente que se gana la vida diciendo sandeces que no hay por donde cogerlas ! 

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2 comentarios:

Silvia Larrosa Pan dijo...

Pues a mí que no me saquen de mi zona de confort. He dicho.

Silvia Larrosa Pan dijo...

A mí que no me saquen de mi zona de confort. Me encuentro de p... madre.