Con la que está cayendo últimamente a todos los niveles, se me antoja hacer una gran división del ser humano: los que van drogados (aunque no lo parezca) y los que no.
En principio, tengo la impresión de que los primeros ganan por goleada, no hay más que abrir las hojas de cualquier diario y leer cuatro titulares; ya está liada, y sino, al titular de hoy me remito, más propio de un guiño a Asterix y Obelix que de un hecho real.
Resulta que en la zona de Agolada, a un paisano no le permiten obrar en su finca porque está "arqueológicamente protegida" tras haber sido descubierto un menhir en la misma y catalogado como tal.
Me estoy imaginando a los sesudos arqueólogos del organismo que corresponda, rodeando la preciada piedra y obteniendo un montón de fotografías y conclusiones acerca de su origen y posible edad del yacimiento por descubrir y del menhir que asomaba la cabeza, mudo testigo de antiguas civilizaciones; mientras tanto, el paisano pensando ya en cobrar entradas y poner un leira parking con chiringuito incluído para que los turistas puedan visitar el enclave y dejarse allí unos cuantos eurelios por admirar el megalítico monumento.
No sé si la habrán sometido a la prueba del Carbono 14 para determinar la época en que nuestros antepasados decidieron plantar allí semejante pedrolo; probablemente -aunque no lo hayan dicho- sí que hicieron la prueba pertinente y cuando los isótopos encargados de eso dijeron que, más o menos, la piedra tenía la misma edad que Paquirrín, se pillaron un mosqueo del quince; "a ver cómo explicamos ahora que es una simple y vulgar piedra de obra que alguien ha dejado allí abandonada, sin que se tiren por el suelo de la risa"
" A mí ya me parecía muy pequeña para ser un menhir", dijo uno de los catedráticos más lúcidos; pues la forma, lo cierto es que no le acompañaba mucho", sentenció otro, para intentar en vano sacudirse algo de responsabilidad tras haber confundido las churras con las merinas después de haber superado sendas carreras y licenciaturas, se suponía -hasta hoy- que con cierto aprovechamiento académico.
Lo que no sabemos es si los "descubridores oficiales de menhires" siguen en sus puestos o los han cambiado de función para algo que no tenga mucho que ver con las piedras ya que, a la vista está, esa asignatura se la soplaron cuando estudiaban.
Quiero pensar que, después de los trámites burocráticos correspondientes -que esos nunca faltan- al pobre paisano le devolverán los derechos sobre su finca, y que la piedra, al menos, se la troceen y la aproveche para poner marcos a la finca que tristemente ya no tiene menhir ni nada que se le parezca y ya no va a poder cobrar entradas y forrarse a cuenta del falso menhir que ha vuelto a ser la vulgar piedra que siempre había sido hasta que los arqueólogos tuvieron la ocurrencia de fijarse en ella.
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