sábado, 24 de diciembre de 2022

De golpes de estado, sediciones, malversaciones y otras lindezas.

 

"Si el 23F hubiéramos tenido los medios de comunicación de hoy, aún estaríamos debatiendo si fue un golpe de Estado o tiro al plato".



De la prensa de hoy rescato este titular por su originalidad y, por qué no decirlo, su acierto en el tiro (si bien tiro, en este caso, sea una expresión que no tenga nada que ver con el uso de las armas).

Aunque a algunos les pudiera parecer cuestión baladí, hago esta salvedad porque ayer, sin ir más lejos, recibí un correctivo en facebook -donde también comento algunas cosas- por parte de un ilustre desconocido al haber escrito que "por un queso, mato". Ciertamente, no voy con un revólver por las ferias y plazas de abastos vaciando el cargador a cuanta quesera se me ponga al paso, entre otras cosas porque, probablemente, solamente me podría comer un poco del primer queso después de haber ajusticiado a la paisana; el resto de los quesos ya los comería si tuvieran a bien incluirlos en el menú de la prisión que me hubiera tocado, aunque, si no me viera beneficiado por el acercamiento con que privilegian a algunos reos, tendría que conformarme con unas humildes lonchas de queso de supermercado, en vez de mi oscuro objeto de deseo que era un queso casero de Friol.






Hecha la introducción gastronómica-literaria y mentada la payasada de mi anónimo inquisidor de facebook, en principio quiero que quede claro que prefiero ver por mis calles -o cualquier otra del mundo- más antes coches que tanques, no vaya a ser que alguien me tome la matrícula cambiada, cuestión lamentablemente muy común en esta época.

Yendo ya al tema, me identifico con el autor del titular a tenor de las últimas ocurrencias aparentemente nepotistas del señor que nos gobierna y que sitúa la sedición, golpe de estado y lindezas semejantes, a la altura penal que merecería un par de tortazos en una verbena al grito de "sujétame el cubata que le voy a partir la cara al gilipollas este".




Pues bien, si aplicamos la receta que nos ha prescripto nuestro dilecto doctor y que ya se encuentra a nuestra disposición en los  establecimientos judiciales ad hoc, al teniente coronel Tejero Molina habría que haberlo juzgado por disparar a los angelitos que decoran los techos del hemiciclo, simplemente porque no le gustaban sus poses ni la pintura romántica española que tiene uno de sus máximos exponentes en su cúpula; el resto, son desvaríos psiquiátricos sobre los que no hay causa.





Cabe concluir, pues, que la Justicia se ha equivocado de medio a medio a la hora de condenarlo a prisión en castillo, cual Conde de Montecristo, cuando debería de haberlo absuelto, e incluso promocionarlo, para presentarse a las elecciones como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, dado que de haber salido con algún escaño, siempre podría haber dado lugar a un pacto, aunque se hubiese adornado con un tricornio en la campaña electoral. El pacto, es el pacto; después, el relato ya se ocuparía de divulgar e intentar hacer ver que no se trata de un tricornio, sino de un cubre cabezas acharolado de forma irregular que algunos trabajadores portan en ciertas ocasiones, casi desconocido y obsoleto en nuestros días de progreso, vino y rosas.






Es una lástima que estas leyes, tan razonablemente pensadas, estudiadas y reflexionadas en poco más de media hora tomándose unas cañas -o eso parece- hayan llegado tan tarde a nuestra sociedad; dado que, con Tejero libre y perpetrando otra, todo hubiera resultado más progresista, plural, transversal e integrador o, cuando menos, mucho más entretenido.

No quiero pensar que estos cambios legislativos, reformas de leyes, decretos y resto de bulerías que se producen con la misma urgencia que la de un apretón un día de copas alejado de un baño, se hagan para favorecer a nadie, como tampoco favorece a nadie estimar que si robas del erario público, pero no robas para ti, no pasa nada, o pasa más bien poco. Tampoco sé si las modificaciones legislativas contemplan la figura de los testaferros, tan antigua como la propia política, para condenar a estos y blanquear a los principales protagonistas que se lo llevarán más crudo todavía que antes.




Habrá que repasar los textos, aunque me temo que a los testaferros los hubieran laminado también, para evitar hipotéticas torticeras interpretaciones de magistrados, supuestamente no alineados con la causa.

Pues nada, cada uno a lo suyo y donde dije digo, digo Diego, y aquí paz y después gloria.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Contando lectores

 





Vaya por delante que soy lector y suscriptor del diario lucense desde hace más de medio siglo, lo cual tiene cierto mérito, más aún incrementado por mis frecuentes cambios de residencia lejos de la capital e incluso de la provincia que hacen, de alguna manera, que el diario me sirva de puesta al día de todo lo que se cuece entre las murallas que me vieron crecer y a las que tanto apego tengo.

Hecha la pequeña, pero pertinente, introducción, he de decir que me ha sorprendido uno de sus últimos titulares que ha provocado mi reflexión de hoy.





En la redacción del diario, o sobran sensacionalistas, o faltan matemáticos; probablemente lo último, pues matemáticos entre los plumillas, no es una fauna que se prodigue, si bien tener a uno de cabecera, tampoco estaría de más, aunque fuera externalizado, a contrato parcial o fijo discontinuo, que es lo que ahora se lleva.

Yo de matemáticas entiendo lo justo: las cuatro reglas y poco más; en todo caso, me encuentro facultado para hacer unas cuentas -casi con los dedos- acerca del titular que me dejó perplejo, solamente me ocupé de multiplicar el crecimiento diario de lectores, del que presumen, por 365 - que son los días que tiene el año- y fruto de esta simple multiplicación, me sale que mi querido diario "El Progreso", incrementa anualmente sus lectores en 1.095.000, o 1.098.000 cuando el año es bisiesto.


                                   3.000 x 365 = 1.095.000


Con semejantes cifras, considerando que los lectores actuales ascienden a 66.000, según manifiestan las mismas fuentes dentro de la propia noticia, el crecimiento es totalmente inédito por su carácter exponencial; de seguir en esta línea, en dos o tres años, van a estar leyendo "El Progreso" en Calasparra, en Jerez de la Frontera e incluso algunos invidentes y recién nacidos; en otro caso no me salen las cuentas.




Aunque aquí doy por terminado el principal motivo de estas líneas, reflejando mi estupor por lo que leo, como viene siendo la línea argumental de este blog, voy a aprovechar para expresar mi disconformidad con las vanidosas jactancias que diariamente se prodigan en los diversos medios de información (o desinformación, como se prefiera) de nuestro país.

No hay día en que no "saquen pechito" de si su programa ha tenido un share de no sé qué cifra, o su diario -cual viene a ser el caso de hoy- ha incrementado sus lectores en un tanto por cien determinado. Hasta el momento no he visto a alguien que nos informase de que su medio ha decrecido en audiencia o lectores.






Ese ejercicio de vanidad, se me antoja vano e insultante para el público; más que nada, porque los que escuchamos radio, vemos cadenas de TV y leemos diarios, lo hacemos (al menos hablo por mí), porque nos da la real gana y no porque haya aumentado su aceptación popular. A mí eso de "¿a dónde vas tolo?, a donde van todos" no me va; y siguiendo con el refranero, tenemos otro que se podrían aplicar, que viene a ser el de "dime de qué presumes y te diré de lo que careces".

Resumiendo, para todos aquellos que presumen de tenerla más larga o mear más lejos (discúlpenme las feministas y progres, pero voy justo de tiempo y no he encontrado una frase hecha alternativa, neutra de género y ajustada a lenguaje inclusivo), esfuércense en hacerlo bien y déjense de presumir de cifras y lecturas coyunturales, sesgadamente intencionadas y, en algunos casos incluso, erróneas y ya verán como nuestra inteligencia les mantendrá o pondrá en los lugares que les corresponda, ¿o quizás prefieran "el parecer al ser"?, que va a ser que sí.

martes, 22 de noviembre de 2022

Con papel de fumar

 Los mayores reaccionan a las nuevas señales de la DGT: dan la visión de que son un peligro y eso "es un poco feo".

Como quiera que tengo más de un blog, quiero precisar que en este únicamente desarrollo titulares de prensa que, por unos u otros motivos, me sorprenden y me dan pie para hacer un mínimo, y tal vez torpe, desarrollo de los mismos, dentro de mis evidentes limitaciones y siempre buscando un puntito de humor y de cabreo por aquello que leo.
En el caso del titular de hoy, quiero resaltar en primer lugar la equivocada extrapolación del algo por el todo. Mire usted, señor redactor, desconozco su edad, pero me imagino que si está en activo será porque todavía no lo han jubilado y, consecuentemente, no es mayor; por tanto permítame que le informe que los mayores, cual es el caso de un servidor, en principio, estamos mucho más preocupados por nuestras necesidades económicas, sexuales -en su caso- sanitarias, afectivas, sociales y de otra índole, que por el carajo de un dibujo que a alguien se le hubiera ocurrido plasmar en una señal de tráfico; ahora bien, como quiera que entre los mayores también existe un segmento que lee, se informa y se entera de las noticias y la actualidad, tanto o más que algunos periodistas apesebrados y monocordes, me siento obligado a escribir un par de líneas sobre este titular y el supuesto movimiento de rechazo que dice, ha creado entre "los mayores".
Para ello, tengo que comenzar con una frase hecha muy adecuada al tema:  "cogérsela con papel de fumar".




Para la minoría de mis lectores que pudieran desconocer el origen de la frase, aclaro que esta viene a escenificar el acto de sujetar la pilila -con perdón- para orinar, con un papel de fumar para no tocársela directamente con los dedos, constituyendo ello una expresión hiperbólica, acuñada hace ya unos cuantos años, para escenificar de forma figurativa el summum de la pijería.




Pues bien, hemos llegado a una época en la que todo el mundo pseudo progre, lleva en el bolsillo un librillo de papel de fumar para, ante cualquier cuestión, sacarlo, sujetársela y abanderar una posición contraria a la propuesta o, cuando menos, buscarle aristas y temita para discutir y exhibir sus hipotéticas y en ocasiones, fingidas e impostadas sensibilidades.
Discúlpenme las feministas de pro, dado que la cita de "sujetársela con papel de fumar" actualmente quizás pudiera llegar a sugerir algún tipo de delito machista; pero aclaro que la frase proviene de épocas normales en las que se entendía todo muy bien sin necesidad de tantos matices y explicaciones para con todo aquello lo que se mueve. 
Este asunto de la señal de tráfico me concierne personalmente dada mi confesa enfermiza obsesión por la comunicación y, en este caso, a la que viene a ser una de sus derivadas principales, la señalética.





Al final de toda esta perorata y volviendo al titular de inicio, quiero concluir exponiendo que la señal en cuestión, a mi criterio, está perfectamente diseñada; se trata de advertir al conductor de que se está adentrando en una zona en la que se prodigan personas con movilidad mermada, con lo cual, salvando raras excepciones, el automovilista se comportará con mayor precaución ante la posibilidad de que se encuentre algún mayor en su trayecto, aunque sea por imprudencia de aquel, y en el entendimiento de que los mayores -de momento- suelen ser más respetados a la hora de atropellar a alguien por parte de los nerviosos conductores que, algunos, van atropellando a todo lo que les pongan por delante.
De todos modos, y por poner un punto de humor negro en este tema, debo manifestar que poca esperanza tengo en la eficacia de la nueva señal. Sin ir más lejos, tenemos en nuestras autovías varias señales de advertencia de la proximidad o incursión de "animales salvajes" y me gustaría saber si alguno de ustedes ha conducido los siguientes kilómetros especialmente atento a que le pudiera sorprender un corzo o un jabalí saliendo repentinamente de la cuneta e invadiendo la calzada.




En todo caso, agradezco que la DGT haya diseñado unas figuraciones de señores cáncamos y con bastón para advertir del peligro, en vez de hacerlo con una pareja de saludables sexagenarios perreando o haciendo footing, taichi o calistenia, lo cual no invitaría en absoluto a reducir la velocidad ni conseguiría señalizar el potencial peligro, aunque sí daría satisfacción a los críticos con este asunto que confunden el culo con las témporas, y a quienes enfatizo que la señal está para defender a los peatones ante actuaciones inapropiadas de los conductores, no para poner en valor lo estupendos que nos encontramos -algunos- siendo ya mayores, que para eso ya tenemos otras vías de manifestación.




O sea, los señores que se han pronunciado "sensu contrario" al concepto de la señal, incluidos sorprendentemente para mí, entre otros, catedráticos gallegos, háganme el favor de despojarse de sus filias o tonterías políticas y/o personales y del papel de fumar que las recubre y celebren que una señal, solamente a sus ojos denigrante, pueda llegar a evitar accidentes con los mayores de nuestro país que son, sin algún género de duda, los sujetos pasivos y beneficiarios finales de la nueva y cuestionada señal de tráfico.
Otro día hablaremos de señales ahora también cuestionadas, con los niños, las niñas, los niñes y los de más allá; pero eso será, insisto, para otro día. 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Miscelánea últimas burradas

 

Siete claves para optimizar mejor la declaración del IRPF


Quiero abrir esta triste miscelánea de titulares con uno digno de Kiko Rivera o Belén Esteban (y que me perdonen ambos ya que posiblemente el autor del titular de hoy les menosprecie por su carencia de estudios, teniendo él mucho menos aprovechamiento académico que los mencionados).




Mi consejo al periodista y al supervisor, si lo tuviere o tuviese, es que vuelvan a estudiar gramática, si es que algún día la han estudiado -ahora se puede hacer por internet, sugiero- para constatar que optimizar y mejor son términos incompatibles; si es óptimo, ya es lo mejor que pueda ser, al igual que sufrimos en ocasiones al ver titulares con la desagradable coincidencia improcedente de términos como "el punto MÁS álgido". así como otras lindezas que nos regalan algunos  periodistas analfabetos funcionales. Espero que Nebrija no se revuelva en su tumba comprobando como reiteradamente, y por parte de gente que se supone estudiada y especializada en Lengua Española, se mancilla y viola reiteradamente nuestra brillante gramática rica en todo tipo de expresiones correctas por parte, precisamente, de quienes deberían de salvaguardarla.




Hecha esta salvedad gramatical, paso a otro tema más prosaico, pero no menos llamativo, que ha ocupado un titular de prensa hace unos días:



Año y medio de espera para que un médico certifique una pierna cortada

Vamos a ver; supongamos que usted es un médico, un funcionario, un mequetrefe o un marciano; si una persona -que bastante desgracia tuvo con que le hubieran amputado una pierna- se presenta ante usted para que le certifiquen que en vez de dos piernas tiene una, remangando la pernera del pantalón para evidenciar que allí no hay nada; ¿me pueden explicar qué coño de valoración, ponderación, análisis o estudio hay que realizar para certificar que allí hay únicamente una pierna?, salvo que tenga, claro, lo que tiene el famoso negro del whatsapp y que se prestara a confusión, lo cual es improbable ya que resultaría de otro color y sin hueso.





He de confesar que, a mí, todo este tema de los protocolos, la burocracia y demás, me supera. Ya lo he sufrido en mi vida profesional en la que, para tomar una decisión de todo punto obvia, tenían que intervenir cuatro o más estamentos improductivos, llegando a la misma conclusión y decisión que la que se hubiera tomado en principio sin dar rodeos.





A toda esta ralea de ineptos, siempre les quedará el consuelo de que, para declararlos inútiles a ellos, habrá que seguir tan largos procedimientos y protocolos como los que hacen ellos observar al resto de los mortales. ¿Será una estrategia que han creado para su propia supervivencia?



Abren un expediente por servir sopa con gusanos al Hospital de León

Por cambiar de Comunidad Autónoma, pero no de despropósitos, quiero comentar este titular que me llega de la vecina Castilla-León y que habla por sí solo.




Para que no se tomen la molestia en leer la crónica completa, el tema es que, a los pobres pacientes del hospital público leonés, además de los medicamentos apropiados a sus dolencias, les administraron "unas pequeñas larvas de gusano de color negro" (sic) nadando en la sopa.

 



Desconocemos si el chef responsable del asunto era chino, ya que en aquellas latitudes orientales es muy propio el comerse gusanos, murciélagos y todo tipo de guarradas semovientes y este hubiera considerado que el aporte nutricional proteico de los gusanos podría llegar a favorecer la evolución de los enfermos, muy especialmente de los afectados por enfermedades gastro-íntestinales.
Sea como fuere, tal vez lo más adecuado en estos casos sería llevarse la comida de casa para evitar disgustos, y el chino, a China.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Tocándose los huevos

 



Sorprenden a un hombre tocándose los genitales junto al Multiusos de Sar, en Santiago.






Poco mérito le otorgo a la Policía de Santiago por su última intervención. Sin entrar a cuestionar su eficacia, que sin duda está acreditada en múltiples operaciones,  podrían hacer -con la misma finalidad de sorprender al delincuente sexual- una redada a nivel nacional que les reportaría cientos de detenciones garantizadas, aunque para ello tendrían que contar con el placet del ministro, ministra o ministre de cuota, o mérito político, responsable de estos asuntos y que, no sé por qué, me da la impresión de que no estaría mucho por la labor, no tanto por la posible ineptitud para el desempeño de su cargo, sino por el riesgo de ser, probablemente, uno de los futuros detenidos.

Para ello, nuestros abnegados policías, solamente tendrían que tomar el AVE y desplazarse a la Carrera de San Jerónimo, en la capital de España; allí podrían sorprender con las manos en la masa, nunca mejor dicho, a cientos de hombres, mujeres y otres, rascándose sus partes genitales -algunos incluso a dos manos- a cuenta de los paganinis que, más o menos al cincuenta por cien, celebramos o criticamos su ataraxia en estos tiempos sobrevenidos de los que somos sujetos pasivos hasta que el voto, al que tenemos derecho una vez cada cuatro años, renueve o cambie las condiciones políticas que regirán nuestro efímero tránsito por este mundo durante la siguiente legislatura, si es que sobrevivimos a ella; porque al final, en medio de una de estas, vamos a cascar y los que allí estén, continuarán sin que a los difuntos nos importe ya un pijo lo que digan o hagan los que queden y a ellos, por supuesto, menos.





En tanto en cuanto no palmemos, entre esta fauna de tocahuevos, tanto propios como ajenos, podemos encontrar a fantásticos actores con puestas en escena dignas de las mejores obras teatrales de Broadway, al igual que a algún energúmeno ocupando asiento unos escaños más arriba, que en sus votaciones no consigue distinguir entre los botones de SI y NO y además, equivocándose con reincidencia. Este individuo, aparte de tener menos luces que la lancha de un contrabandista, no ha visto Barrio Sésamo. No quiero pensar lo que podría pasar si hubiera tenido más de dos opciones y varias teclas para decidir; lo echaría al "pinto, pinto, gorgorito..."

Yo, al más puro estilo gallego, en las votaciones suprimiría las opciones de SI y NO para sustituirlas por otra única de DEPENDE; así, al menos, nos garantizaríamos que no se aprobasen chorradas y leyes que atentan contra el más mínimo sentido común y podríamos vivir algo más tranquilos mientras nuestros eruditos y sesudos mandatarios intentaran analizar y dilucidar los "dependes"





Mención aparte merece la clá o grupo de palmeros que, al más puro estilo flamenco, se arranca por desafinados compases de palmas - que alguno ni para eso sirve, ya lo voy diciendo- cada vez que abre la boca uno de su banda o, sensu contrario, hacen coro para murmurar y abuchear las intervenciones de los rivales, con independencia de lo que hubieran dicho.





Pues bien, visto el circo que tenemos montado en este país y espoleado por el titular que hoy me ha dado paso a esta cabreada reflexión, mi deseo -que desafortunadamente no se cumplirá- es que detengan, además de al anormal de Santiago que anda manoseando sus desgraciadas pudendas partes por ahí, a todos los que están tocándoselas diariamente con cargo al erario público, o sea, el tuyo y el mío; todo ello, cuanto antes y sin remisión.