lunes, 31 de enero de 2022

La criptomoneda más cool

 

Llega el maricoin, la primera criptomoneda creada por y para la comunidad LGTBI+






Esto de las criptomonedas tiene su gracia, bueno..., de momento y para quien la tenga.

Ha dado el paso, hace ya algún tiempo un anónimo que, dándole mucho-muchísimo al magín para forrarse, inventó algo así como el sistema blockchain y puso en circulación de forma disruptiva el bitcoin a modo de seria alternativa a las monedas y divisas hasta entonces conocidas y reconocidas como sistema de cobros y pagos desde siglos antes de Cristo.





Las criptomonedas, al igual que los radares de tráfico, no las ves, pero sabes que están ahí. Viene a ser como la Fe pero peor, porque atañe por igual a católicos y ateos.

Probablemente para la mayoría de sus poseedores, la cosa va a tener menos gracia cuando en algún momento -como pronostican desde autorizados y reputados medios especializados- estalle la burbuja que se ha creado en torno a ellas y quienes las posean se las tengan que meter por allí, sin vaselina ni nada.

En todo caso, estamos asistiendo a una auténtica revolución en los medios de pago y sus diversas modalidades, si bien no pretendo desarrollar el tema desde una perspectiva seria y académica, sino hacer un mero apunte en clave de humor, inspirado por un titular de prensa, como ha sido siempre el leit motiv de mi blog.





Remitiéndome al "puntito" humorístico del titular, no cabe duda que los gestores y mentores de la criptomoneda recién creada y su marketing promocional se han lucido en la denominación, "el maricoin", aunque bien es cierto que no deja lugar a dudas sobre su potencial ámbito de circulación y disfrute.

Otra cosa será hasta dónde vas a poder utilizar esta moneda. No me veo yo pagando con "maricoins" en algunos sitios a los que suelo acudir llevando mis "eurelios" de toda la vida; tampoco me imagino un mercado de cambios y cotizaciones entre euros, dólares, libras,  "bitcoins", "maricoins" y la próxima genialidad que se le ocurra a otro iluminado en pro de un colectivo o comunidad, aunque emulando acciones creativas como esta, tal vez nos encontremos, más antes que después, con el "riojacoin", habida cuenta de la gran cantidad de adeptos que pueda aglutinar esta última y que ganan por goleada a los de los maricoins; o eso creo.

l




Hablando en serio, con todos mis respetos para el colectivo entre el que tengo gente a la que aprecio mucho, esto del "maricoin", siendo sincero y haciendo un juego de palabras, me parece una solemne mariconada. 

viernes, 28 de enero de 2022

Noticias sin sustancia

   




Puedo llegar a entender la monotonía de las noticias de prensa a las que cada día simplemente habría que cambiarles la fecha y servirían las del día anterior para cubrir la nueva edición. Yo mismo, que entiendo tanto de periodismo como de física nuclear, podría atreverme a abordar la edición de un tabloide sin temor.




En primer lugar, situaría la evolución del COVID a nivel local, provincial, autonómico, nacional y mundial (diez páginas por todo el morro) y solamente modificaría las cifras de un día para otro -eso sin entrar a considerar si son fiables o no- por lo que, si no las tengo, me las puedo inventar y no pasa nada. A ver quién es el guapo que se encuentra en condiciones de discutir si se han detectado 4.386 nuevos casos o 3.220, teniendo en cuenta el tremendo galimatías que hay en la recolección de datos a todos los niveles.


Política local: cuatro historietas a favor o en contra del gobierno local de turno, magnificadas o minimizadas siempre en función de la posible alineación y remunerada camaradería que tenga tanto mi periódico como sus lectores con él.
 



En política nacional, más de lo mismo, con inclusión del CIS de Tezanos que cada día dice lo que le parece -o eso me parece a mí- con aplausos y críticas según como haya decidido el sesgo de la publicación, o la voluntad de quien realice el encargo. A mí, personalmente, esto del CIS me hace una gracia tremenda. En mis cortas entendederas lo veo como una especie de Rappel o Bruja Lola, que de forma oficial y solemne, se la pasa durante cuatro años vaticinando cada día una cosa diferente al anterior sobre algo que, al final, va a salir como va a salir. Viene a ser como apostar en octubre sobre la clasificación de la Liga de fútbol que finaliza en junio, pero con menos acierto en el caso del CIS. Cierto es que, no me cabe la menor duda de que ambas predicciones tienen legiones de fervorosos seguidores, si bien no acabo de entender muy bien el porqué. O sí.
 

Hecha la salvedad del CIS, que tiene su guasa, continuamos con la confección de mi particular diario; en la sección de deportes está todo el pescado vendido y marcado finalmente por los resultados y añadiendo el exabrupto del día -que siempre hay uno- como por ejemplo el del negacionismo de Djokovic- y pasando ya a la de "sociedad", metes al infiel Urdangarin coneando por ahí adelante o que Belén Esteban ha engordado cuatro kilos en estas navidades, igual que tú y que yo, pero con más trascendencia mediática que nosotros y ya está.
Pues bien, todo lo anterior viene a colación de la ausencia de detección de noticias noticiables, valga la redundancia, que conduce a nuestros diarios a hacerse eco de cuestiones tan vacuas como un apagón de una hora en una parte de Monforte a modo de titular; centrémonos, si el apagón se hubiese producido en Manhattan o en México D.F. aun tendría cierto pase su notoriedad dadas sus nefastas consecuencias, pero la trascendencia de que se hubiese producido en "una parte" de Monforte, con todos mis respetos y cariño que le tengo a la localidad en la que residí algún tiempo, no me parece ni mucho menos noticiable, aunque el periodista, tirando de coraje y profesionalidad, se hubiese esmerado en realzar que los bares se vaciaron de clientes y "numerosos comercios" optaran por adelantar el cierre de sus locales.



Verdaderamente y bien pensado, lo único interesante, transparente y real que nos puede ofrecer actualmente un periódico en su edición papel, a diferencia de ediciones digitales o de cualquier otro medio de comunicación y máxime alcanzada ya cierta edad por parte de sus lectores, son las esquelas, en las que la manipulación -salvando el número de columnas de pago, claro- es mínima, no admite dudas y los datos, por desgracia, son totalmente reales, muy especialmente los de su protagonista que es parte completamente implicada en la noticia aunque no la pueda leer por razones obvias.





.

martes, 25 de enero de 2022

Cerveza de porros

 





Yo no sé muy bien hasta donde vamos a llegar con estas modas de cambiarle los sabores y presentaciones a las cosas. De un tiempo a esta parte, sin ir más lejos, los tradicionales gin-tonic que, en vaso de tubo, se componían sencillamente de ginebra, tónica, hielo y media rodajita de limón, ahora se asemejan más a un bol de ensalada que a otra cosa, asomando por la copa de boca ancha pepinos, frutas, verduras y flores que vas removiendo como si de un caldo se tratase e incluso, en algún caso, comiéndotelos junto a los cuatro cacahuetes que te ponen al lado.





Hasta han llegado a cambiar el color de alguna de las ginebras más cool que, al menor despiste, puedes confundirlas fácilmente con el masaje Varón Dandy y pasártelas por la cara en vez de bebértelas, que es lo que en rigor procedería.




Al mismo tren innovador se ha sumado últimamente nuestra tradicional cerveza que, hasta la fecha, siempre había venido sabiendo a cerveza, al igual que la fruta siempre supo a fruta hasta que se inventaron las cámaras frigoríficas, así como lo otro también sabía a lo otro hasta que se inventaron los geles y los bidés, como reza el chiste popular.





Estos iluminados innovadores comenzaron con la creación de la cerveza sin alcohol - de la que me confieso devoto, aunque reconozco que al paladar viene a ser algo así como a la música tocar una guitarra sin cuerdas - para continuar con una diversidad de cervezas con sabores a cosas tan peregrinas como los percebes o pimientos de padrón, que suponemos, "unhas pican e outras non".




Lo que ya terminó por fundirme los plomos fue el titular que leo hoy y que nos descubre que en la Gran Vía de Madrid, en vez de fumar "maría", te la puedes beber a saco y además con sabor a cerveza y hecha por unos paisanos de Narón.

Desafortunadamente hace tiempo que no me paseo por la Gran Vía madrileña, pero me puedo imaginar al personal saliendo de la cervecería en cuestión. con las pupilas como búhos, alumbrando la acera y descojonados de la risa, después de haberse metido tres o cuatro garimbas de cannabis entre pecho y espalda.




Pues bien, visto lo anterior y mejorando lo presente, espero y confío que no empiecen a hacer majaderías similares con el vino y que el dia menos pensado nos sorprendan con un Rioja con sabor a Fanta Naranja y entonces ya nos suicidemos todos como única alternativa a tanta tontería.