viernes, 28 de enero de 2022

Noticias sin sustancia

   




Puedo llegar a entender la monotonía de las noticias de prensa a las que cada día simplemente habría que cambiarles la fecha y servirían las del día anterior para cubrir la nueva edición. Yo mismo, que entiendo tanto de periodismo como de física nuclear, podría atreverme a abordar la edición de un tabloide sin temor.




En primer lugar, situaría la evolución del COVID a nivel local, provincial, autonómico, nacional y mundial (diez páginas por todo el morro) y solamente modificaría las cifras de un día para otro -eso sin entrar a considerar si son fiables o no- por lo que, si no las tengo, me las puedo inventar y no pasa nada. A ver quién es el guapo que se encuentra en condiciones de discutir si se han detectado 4.386 nuevos casos o 3.220, teniendo en cuenta el tremendo galimatías que hay en la recolección de datos a todos los niveles.


Política local: cuatro historietas a favor o en contra del gobierno local de turno, magnificadas o minimizadas siempre en función de la posible alineación y remunerada camaradería que tenga tanto mi periódico como sus lectores con él.
 



En política nacional, más de lo mismo, con inclusión del CIS de Tezanos que cada día dice lo que le parece -o eso me parece a mí- con aplausos y críticas según como haya decidido el sesgo de la publicación, o la voluntad de quien realice el encargo. A mí, personalmente, esto del CIS me hace una gracia tremenda. En mis cortas entendederas lo veo como una especie de Rappel o Bruja Lola, que de forma oficial y solemne, se la pasa durante cuatro años vaticinando cada día una cosa diferente al anterior sobre algo que, al final, va a salir como va a salir. Viene a ser como apostar en octubre sobre la clasificación de la Liga de fútbol que finaliza en junio, pero con menos acierto en el caso del CIS. Cierto es que, no me cabe la menor duda de que ambas predicciones tienen legiones de fervorosos seguidores, si bien no acabo de entender muy bien el porqué. O sí.
 

Hecha la salvedad del CIS, que tiene su guasa, continuamos con la confección de mi particular diario; en la sección de deportes está todo el pescado vendido y marcado finalmente por los resultados y añadiendo el exabrupto del día -que siempre hay uno- como por ejemplo el del negacionismo de Djokovic- y pasando ya a la de "sociedad", metes al infiel Urdangarin coneando por ahí adelante o que Belén Esteban ha engordado cuatro kilos en estas navidades, igual que tú y que yo, pero con más trascendencia mediática que nosotros y ya está.
Pues bien, todo lo anterior viene a colación de la ausencia de detección de noticias noticiables, valga la redundancia, que conduce a nuestros diarios a hacerse eco de cuestiones tan vacuas como un apagón de una hora en una parte de Monforte a modo de titular; centrémonos, si el apagón se hubiese producido en Manhattan o en México D.F. aun tendría cierto pase su notoriedad dadas sus nefastas consecuencias, pero la trascendencia de que se hubiese producido en "una parte" de Monforte, con todos mis respetos y cariño que le tengo a la localidad en la que residí algún tiempo, no me parece ni mucho menos noticiable, aunque el periodista, tirando de coraje y profesionalidad, se hubiese esmerado en realzar que los bares se vaciaron de clientes y "numerosos comercios" optaran por adelantar el cierre de sus locales.



Verdaderamente y bien pensado, lo único interesante, transparente y real que nos puede ofrecer actualmente un periódico en su edición papel, a diferencia de ediciones digitales o de cualquier otro medio de comunicación y máxime alcanzada ya cierta edad por parte de sus lectores, son las esquelas, en las que la manipulación -salvando el número de columnas de pago, claro- es mínima, no admite dudas y los datos, por desgracia, son totalmente reales, muy especialmente los de su protagonista que es parte completamente implicada en la noticia aunque no la pueda leer por razones obvias.





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