Yolanda Díaz aboga por adelantar la hora de cierre de los restaurantes y considera una "locura" ampliar los horarios.
A mí, en principio, lo que pueda decir Yolanda Díaz me la trae al pairo; no tanto así, cuando la que se pronuncia es la vicepresidencia del Gobierno, por la gracia y necesidad de Pedro Sánchez.
Vamos a ver si alguien me ayuda a entender esto:
Primero nos venden todo tipo de horarios para que el comercio y la hostelería puedan atender a diferentes clientes quienes, por sus respectivas circunstancias laborales, puedan disfrutar de los mismos servicios que otros que tengan horarios "mas convencionales", lo cual parece razonable, y ahora me viene la artista esta con que hay que cerrar los restaurantes a la hora que a ella le salga del chichi.
Hasta donde yo conozco, esto sucede en regímenes totalitarios como Corea, Rusia o China, pero a mí me salen sarpullidos cuando veo que asoma una deriva gubernamental imponiéndome a qué hora tengo que cenar, comer o acostarme, dónde y con quién.
Como ya soy muy mayor, esto me recuerda a las épocas franquistas, tan denostadas por mí como por estos progres de moqueta y medio pelo quienes, tanto o más totalitarios que el difunto caudillo, nos intentan imponer sus criterios de modos de vida a su imagen y semejanza.
Pues a mí, ni me gustaban los del dictador declarado, ni me gustan los de estos dictadores disfrazados; si acaso, todavía menos los actuales, porque del "otro" ya sabías lo que había, pero los actuales, te lo intentan "vender" como progresismo, y esto no es progresismo, es una mierda pinchada en un palo.
Ya sé que mis queridos y amigos lectores polarizados le buscarán la derivada de que el mensaje iba dirigido a los exigentes horarios de la hostelería y la esclavitud de sus empleados, pero, queridos amigos, para eso ya están los sindicatos, cuyos representantes más mediáticos -uno, el que no oye y otro, el tonto de los fulares- de comer gambas y homenajes gastronómicos, están más que reconocidos. Supongo que estos defensores del asalariado dominarán el sector, porque de no ser así, deberían de dimitir mañana mismo por su incompetencia en la defensa de los trabajadores de la hostelería, por otra parte, una de las principales fuentes de ocupación de nuestro país.
Quiero poner de relieve que, hace 50 años, más o menos antes de que la señora ministra hubiera hecho su Primera Comunión (si la hizo, cuestión que ni me importa ni conozco), y con Franco todavía vivo, ya existían establecimientos de restauración abiertos 24 horas a los que yo acudí, con todas las de la ley; entonces, señora ministra de conveniencia coyuntural, el problema es suyo, de su gabinete y de su cartera ministerial, por no ser capaz de establecer las correspondientes instrucciones, consignas, inspecciones y sanciones, que impidan que se vulneren las leyes y derechos laborales, pero no recurra a cerrar establecimientos a la hora que a usted le venga en gana a modo de pírrica solución a sus problemas, o de actuación para la galería y palmeros, que todavía es peor.
Desconozco, también, porqué un restaurante tiene que cerrar a la una, mientras miles de establecimientos conocidos como "afters", abren cuando y como les da la real gana, con licencias de tablaos flamencos cuando lo más parecido al flamenco que han visto en su vida ha sido un esquimal, además siendo centros bien identificados y denunciados por consumo de drogas y altercados de todo tipo. Ahí, miramos para otro lado, derivamos la responsabilidad a los gobiernos municipales, o autonómicos (que tal bailan) y todos contentos.
Váyanse al carajo de una vez con sus farsas y populismos y dejen que la gente sea feliz sin sus ocurrencias, y controlen lo que realmente hay que controlar, aunque eso no aporte votos, que parece que es lo único que les importa.
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