lunes, 14 de octubre de 2024

Prisión para jueces y legisladores.

 

Seis meses de prisión e indemnización de 101 euros por intentar coger tres mini bollicaos, un sobre sorpresa y chicles.





En principio me voy a quedar con la literalidad del titular y mi particular interpretación del mismo.

Nos revela el titular la pena de cárcel dictada por el magistrado de turno para una persona que, por los motivos que fueren, se lanzó a "intentar coger", que no los cogió, tres humildes mini bollicaos. No quiero pensar que fueran percebes a la hora de ponderar la categoría del delito.




Si las penas fueran proporcionales a la cantidad fruto del delito, el reo fue inconscientemente afortunado por no haber intentado pillar tres bollicaos tamaño normal; en ese caso, le caerían 12 meses de trena, y si, en vez de ser tres, el envase hubiera sido de seis, la cosa se nos iría a unos 24 meses. Todo ello contemplando que no se los llevó ni comió, simplemente lo intentó; si se los llegase a comer no sé que pena le caería al pobre desgraciado, vista la progresión, tal vez 5 años.

El siguiente titular constata mis apreciaciones:

Tres años y medio de cárcel por robar dos solomillos en un súper.


Lo de la intentona, es como si yo intento atracar un banco con un cortaúñas. En principio lo intento, pero va a ser que no va a tener mucho éxito. De este modo, en vez de derivar el asunto a un juicio formal, lo que tenían era que darme dos yoyas por gilipollas y dejar a la justicia que esté para lo que tiene que estar y que a veces no está o, lo que es peor, está, pero "de aquella manera".




Cierto es que, en la sentencia del "catedrático" de juez de turno, también se incluye que había "un sobre sorpresa y unos chicles" en la intentona delictiva abortada por parte del aspirante a delincuente, cuyas consecuencias, en caso de perpetrarse su malévolo plan, habrían derivado para el propietario del negocio, en unas pérdidas económicas de unos 3 o 4 euros que, sin duda, propiciarían el cese del mismo por el descalabro generado por la apropiación indebida si se hubiere llegado a consumar.

A mí, personalmente, todo esto de que la ley es para todos igual y todo el entramado legislativo y jurídico del que algunos disfrutan y otros no tanto, me parece en ocasiones un auténtico despropósito rayano al esperpento.

Mientras te vas al caldero por robar una gallina o simplemente intentarlo -como el leit motiv de mi artículo de hoy- otros delinquen a manos llenas a través de paraísos fiscales, sociedades interpuestas, mafias con coberturas legales, altercados del orden público notorios y reincidentes y demás lindezas, y aquí paz y después gloria, y si ello no basta, se articulan leyes y amnistías fiscales y de las otras y, si ello no es suficiente, algún intento de indulto; todo arreglado; todo, menos el pringao de los bollicaos.




Visto lo visto, me voy a reprimir y contener por intentar calificar a determinados legisladores y/o administradores de justicia, no vaya a ser que, por mi intento, por otra parte, totalmente vano, vaya yo también para el trullo a hacerle compañía al pobre desgraciado que se le ocurrió mirar para tres mini bollicaos sin llegar a comérselos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entiendo que si fuera una caja de Tigretones el equivalente sería cadena perpetua, ya dejando al margen los chicles y similares.