lunes, 26 de marzo de 2018

La justicia, al oculista.



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Fue detenido porque se presentó con el collar robado en un establecimiento de compra y venta de oro de Betanzos para venderlo
Esto de la justicia últimamente anda "manga por hombro". Desconozco si se puede deber a la prolongada y persistente huelga de funcionarios o a desajustes y fallos propios de alguno de los seres humanos intervinientes en la cadena judicial.

El caso es que, en esta ocasión, la justicia confirma la ceguera de la que presume en sus proclamas; tenía la venda correctamente puesta, es decir, no veía a tres en un burro. Literalmente.





Vamos a ver, si el denunciado es un tipo tirando a pitufo en estatura, enjuto como un jockey y más blanco que la camiseta del Real Madrid; ¿cómo se entiende que sienten ante Su Señoría a un individuo de proporciones parecidas a Demis Roussos y nadie diga ni Pamplona?






Profundizando en la noticia después del estupor causado por el titular, se desprende que el paisano juzgado no era el ladrón propiamente dicho, sino que era el perista del robo y, evidentemente, se concluyó que aquel juicio no era para él; con lo cual se libró del asunto tan ricamente (no se indica si le pidieron disculpas o quedaron para otro día).

Obviamente también se libró el ladrón que, como no le citaron y es educado, no se presentó y seguirá arrancando cadenas de oro por ahí tan pancho.







O sea que, libre el ladrón, libre el perista, ha tenido suerte la denunciante porque no la hubieran "enchironado" a ella, a falta de alguien que hiciera de reo y para aprovechar el juicio ya que estaban allí.

Por error, claro.

lunes, 19 de marzo de 2018

San José contra San Patricio



Los aires de la vecina Irlanda regresan con el San Patricio.




Resulta que hoy, día de San José y por extensión, día del Padre también, me disponía yo al levantarme a la NO celebración de mi doble condición de José y de padre en activo. Y, digo lo de NO celebración, porque ya no hay nada que celebrar a estas alturas de la película.

Desde que el 19 de Marzo es como los pimientos de Padrón - unos años es festivo y otros non- esto ya es otra cosa. Y en lo que respecta al Día del Padre, parece que a los únicos que les interesa es a los de El Corte Inglés, con indisimulado ánimo mercantil, como no podía ser de otro modo.






En cualquier caso, quienes si lo celebrarán y con suma alegría serán los miles de cabritos (al animal caprino me refiero) que otrora, estarían siendo degollados para adornar las mesas de innumerables hogares, mayormente en el rural, a modo de celebración gastronómica tradicional del Día de San José.

¿Dónde van aquellos San Josés soleados, con repertorio especial de la Banda Municipal de Música en su correspondiente templete y el personal tomándose tan ricamente el vermú al finalizar la misa en honor al Santo?. Ahora, ya, ni la meteorología respeta y muchas bandas ni tocan ese día ni otro; porque antaño, había bandas pero no había templetes; después hubo la maravillosa coincidencia de bandas y templetes, y ahora hay templetes pero no hay bandas que actúen allí para la popularización de la música tradicional y las relaciones sociales en torno a ellos.






Por lo tanto, sin nada que celebrar, me pongo a “darle al magín” y se me viene a la cabeza un detalle que no se me pasó por alto: anteayer, el día de San Patricio, la Torre de Hércules iluminada de verde y la fuente de Cuatro Caminos echando agua verde, entre otras celebraciones a nivel local. También se han podido ver decoradas de este color la Puerta de Alcalá y la Cibeles en la Capital del Reino, y hasta la emblemática Plaza Mayor Charra, orgullo nacional del Plateresco, se alineó - ¿o quizás mejor, alienó?- con este repentino e inexplicable movimiento pro-santoral irlandés.

No es que tenga yo nada contra San Patricio, santo, por otra parte, asaz desconocido por estos pagos; en toda mi vida solamente he conocido a dos personas con ese nombre y, en ambos casos, de segundo nombre; además, uno de ellos, portugués, que como que no cuenta en mi particular estadística, al ser No Residente.

Otra cosa son las Patricias, nombre por otra parte sugerente para las féminas, en principio más suave que el Patricio masculino, que aunque nada tenga que ver con el santo de las cervezas, nos trae recuerdos de autoritarias épocas de dominación romana.

No parece pues, el Patricio este, santo de suficiente relumbrón como para que merezca tanta pompa y fasto por estas tierras. De todos modos, no me preocupa que mis paisanos veneren y celebren por todo lo alto –no sé con que atávico sentimiento- el dia 17 de Marzo; lo que me preocupa y necesito es que alguien me explique urgentemente el agravio comparativo de manifiestos festivos con nuestro querido y entrañable San José quién, a la sazón, ha sembrado los registros civiles y las pilas bautismales de nuestras Patrias (ambas, la Galaica y la Hispana) de cristianos que llevamos su nombre, bien de forma simple, compuesta, átona, o apocopada en un simple Pepe; sin olvidarnos, claro está, de su derivación femenina Josefa, Josefina o Pepita. Que sometan a referéndum a mis amigos ferrolanos a ver quién tiene más predicamento en su tierra, si las Pepitas o las Patricias (con todos mis respetos para estas últimas), o a los paisanos vilalbeses que celebran por todo lo alto la “Festa dos Pepes”.






Además, puestas en una balanza las currículas de ambos beatificados, nada que ver. Gana San José por goleada; esposo de la Virgen, padre del Niño Dios, abnegado trabajador y resto de virtudes que no tienen ni ápice de réplica en la figura del santo Patricio, a quien no le voy a restar mérito, pero es un santo de Segunda División, del montón tirando por abajo y, además, extranjero…, bueno, San José tampoco es que fuera de Monforte precisamente, pero ya lo hemos adoptado a través de los años y lo sentimos como algo nuestro.




Omnipresente en los Belenes y otras recreaciones y de iconografía perfectamente reconocible; sinceramente, de todos los celebrantes de San Patricio, ¿cuántos distinguirían la imagen de San Patricio de la de San Fermín, por ejemplo?; como la mayoría estarían "mamados", imposible la diferenciación; total, les da igual.  Consecuentemente, ¿cómo vamos a venerar a alguien que ni siquiera somos capaces de reconocer y de todavía menos conocida biografía y méritos de santidad?.

Definitivamente, si la pretensión es vender cervezas a mansalva, que pienso que es el único y verdadero trasfondo de la celebración del santo irlandés en nuestras tierras, que orquesten una campaña de marketing venerando a las teutonas (sí, teutonas, no piensen mal), portadoras de cerveza que, para el público objetivo, parece más razonable que la exagerada invocación a San Patricio que, además, pone de relieve, si cabe más todavía, el ninguneo sometido a San José con solamente 48 horas de diferencia entre ambas fechas para la comparativa y al que reivindico en estas líneas.




¡ Y qué me devuelvan ya mi festivo, hombre !
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lunes, 12 de marzo de 2018

Amigos de lo ajeno.



 

Roban una columna en una iglesia medieval de Outeiro de Rei

La desaparición se produjo en Bravos



Esto de mangar en iglesias es un clásico, pero ¿qué hacen los santos fuera de sus naturales peanas?, pues muy sencillo, los separan de sus congéneres y de sus lúgubres ambientes, para aislarlos en las mansiones de algunos individuos que van más sobrados de dineros que de ética y cultura, para presumir mostrándoselos a otros ricos que tienen sus mismas carencias, y allí se quedan postrados, agilipollados, fuera de su hábitat natural por los siglos de los siglos, o hasta que la policía tenga a bien intervenir.







A este tipo de personajes, cuando les hablas de pintura, lo primero que se les viene a la cabeza es el gotelé y el Titanlux, pero con tal de atesorar objetos, que por otra parte no entienden, ya dan por cumplida su cuota de ego y aprovechan para justificar el pastizal que han pagado por ellos y ser los más guays de su pandilla de analfabetos funcionales.






No hay más que recordar el célebre caso del delincuente de la jet-set marbellí que no sabía distinguir entre el salón y el cuarto de baño a la hora de colgar lienzos de altísimo valor en su domicilio y, de esta guisa, tenía a todo un Miró delante de su cara mientras jiñaba.

Nunca habría pensado Joan Miró pintar para semejante cenutrio.

¡ Qué desastre !

En el repertorio doméstico de expolios célebres, ocupa lugar destacado el Pórtico de la Gloria. En ningún caso Abraham e Isaac, se iban a imaginar dar el salto del Antiguo Testamento a la catedral compostelana, y de allí, a un domicilio privado; el Maestro Mateo estará revolviéndose en su tumba al enterarse por la prensa del patético trajín a que se ve sometida su obra.






Pero, alejándonos de casos que son tan mediáticos como obscenos, tenemos en nuestro país otro tipo de delicuencia eclesiástica de baja intensidad:  los robos en iglesias de Regional Preferente por parte de cacos bisoños y amateurs.

Aquí, el botín suele ser exiguo y más prosaico; más allá de vaciar el cepillo de la iglesia, cada vez más desangelado, se tiran a todo lo que se mueve; bueno, en este caso más bien a lo que no se mueve, y su botín con frecuencia no alcanza suficiente valor para traficar con él en los circuitos habituales de compra-venta de arte robado, por lo que se destina a usos domésticos, es decir, cierres de fincas, piedras para reformar galpones y otras finezas de similar jaez bien alejadas de cualquier consideración artística y de valor histórico.

En el caso del titular de hoy, los enajenadores tienen su mérito, pues el peso de la columna bien pudiera haber requerido el concurso de siete legionarios para transportarla, y qué decir de los vecinos observando el desfile de la comitiva con la columna a cuestas, salvo que se lo hubieran llevado en un carro de bueyes o un tractor, que sería lo más adecuado, aunque también "daría el cante" entre los escasos habitantes de la parroquia.






Me pregunto para qué coño querrán estos tipos una columna.

Además, si era una columna, digo yo que estaría sujetando algo susceptible de caerse.

¿Dejarían el templo apuntalado o, la próxima misa de doce habrá que celebrarla en el campo de la feria?



sábado, 10 de marzo de 2018

Percebes y buzos.



Sorprenden a dos buceadores con 50 kilos de percebes en el puerto exterior de A Coruña


Que dos buceadores porten 50 kilos de percebes, hasta cierto punto puede ser normal. 

Lo ilógico sería que portasen 50 kilos de papel higiénico que, aunque en Venezuela está a precio de percebe, por estas tierras lo tenemos a paladas en los Super y a precios asequibles.

Además, ¿qué harían los buzos con 50 kilos de papel higiénico debajo del agua?.

Nada.

El papel higiénico empapado de agua de mar no es el mejor recurso para limpiarse las partes; entre otras cosas porque se deshace, y porque con la salitre impregnada, te quedas con los fondos en carne viva y, encima, a medio limpiar a las dos o tres pasadas.





Lo que no entiendo bien es lo de la sorpresa.

¿En dónde vas a estar mejor escondido que debajo del agua?, ¿cómo te sorprenden?.

Puede ser que vayan en submarinos, pero no veo yo calado suficiente en esta parte de la costa para hacerlo. Probablemente el submarino se pegaría un tremendo pepinazo contra las rocas propiamente dichas y con él y su tripulación se irían al carajo unos cuantos miles de percebes que estaban allí, tan tranquilos, sin comerlo ni beberlo, ajenos a toda esta historia.





Y los buceadores, descojonados de la risa.

Tampoco veo a los guardias saliendo del submarino debajo del agua para detenerlos. Al abrir la puerta entraría agua y adiós submarino.

Si nos vamos por tierra veo más difícil el tema de la sorpresa.

En el puerto exterior se puede ver a alguien a cinco kilómetros de distancia. O sea que, cachar te cachan si quieren, pero de sorpresa, nada de nada, porque los estás viendo venir durante media hora.






Solamente nos queda que los hubieran sorprendido porque los guardias se encontraran apostados sumergidos disfrazados de pulpos en sus cuevas y al paso de los submarinistas les hicieran ¡ Uuhhh !  y ahí sí que les darían una buena sorpresa y, de paso, un buen susto.

A todo esto, me gustaría ver cómo les ponen las esposas debajo del agua.



viernes, 2 de marzo de 2018

Pecado mortal.



Buscan a un monfortino por beber ginebra en A Quintana


Lógico.

Además, cuando lo encuentren, deberían de ajusticiarlo.

No es de recibo que, procediendo del corazón de la Ribeira Sacra, se beba otra cosa que no sea tintorro del bueno que se cosecha por aquellas latitudes.







¿A quién se lo ocurre beber ginebra?

Con la resaca que da eso a la población autóctona.

Esa colonia solamente les sienta bien a los carajos de los ingleses, que ya viven en ella desde que son embriones. 

En vez de líquido amniótico, tienen ginebra de la que van chupando desde las seis semanas y después del alumbramiento ya continúan hasta que mueren y los entierran sin incinerar, ya que no pararían de arder en tres días.






Están estudiando en Londres el caso de una persona que tiene más de veinte años y no probó la ginebra en su vida.

Lo tienen aislado tomándole muestras de ADN para analizar de dónde procede la anomalía.



Volviendo al tema y siendo fiel al titular, no sabemos si le buscan para sancionarlo, felicitarlo, o porque se haya olvidado la botella en las escaleras de la plaza para devolvérsela.

Supongo que será para castigar su desliz etílico.

Santiago, como ciudad que es de tradiciones, tolera bien que sus residentes y visitantes se cuezan como camarones a base de tazas de ribeiro (ribeiro se vuelva) y cervezas; ahora bien, siendo nativo ponerse ciego de ginebra y en plena plaza de A Quintana, la verdad es que hace muy feo y traspasa la línea roja de las disposiciones municipales en cuanto al bebercio se refiere.




Sugiero al monfortino que la próxima vez que se quiera mamar de esta guisa, se coja un vuelo de Ryanair a Londres, que le va a salir más a cuenta que la multa en Santiago, y se junte a la peña de allá para acoloniarse con ellos hasta caer de culo como un piojo, sin temor a que lo ande buscando la policía compostelana.






Y que les cante "clavelitos".