lunes, 13 de abril de 2020

Oda al IVA.



Sin restarle un ápice de mérito a la niña ganadora del premio y vaya por delante para ella mi felicitación, máxime siendo paisanos, tengo que confesar que, como ocurre con los titulares que subo a este blog, este he tenido que releerlo un par de veces; más aún, he revisado el diccionario de la RAE por si sus sesudos académicos y estudiosos adláteres hubieran cambiado la definición que yo tenía para mí del término "oda".





Pues, no; aunque en la RAE son mucho de andar cambiando palabras, acentos y otras lindezas al uso -supongo que para justificar su nómina o porque no tengan nada mejor que hacer que rompernos la cabeza a los mortales- en este caso no han cambiado nada y la definición es la que es.

Oda: Composición poética lírica de tono elevado, que generalmente ensalza algo o a alguien.

Que me disculpe la niña porque no he tenido oportunidad de leer su trabajo, pero a mi criterio, merece premio doble.

Yo sería incapaz de escribir una sola línea que ensalzase a la Agencia Tributaria y mucho menos a sus respectivos y respectivas y sucesivos y sucesivas ministros y ministras, siempre criticados y criticadas, en el mejor de los casos, por su estética o por su manifiesta dificultad para expresarse en correcto castellano, profanando sistemáticamente a Nebrija en cada una de sus intervenciones.

¿Con qué ánimo podría yo buscar inspiración ante un logo que, solamente con verlo, se me ponen los pelos como escarpias?




 


No seré tan ignorante como para cuestionar su necesidad y su labor, aunque podrían mejorar un poco la gestión de las colas de espera y lo farragoso y lento de sus trámites, por no citar lo ignominioso de sus recargos; ahora bien. intentar juntar la lírica con Hacienda viene a ser como si yo le dedicara una poesía al torno de mi dentista o unos versos de pie quebrado al taller mecánico que me acaba de pulir ochocientos euros por no sé qué pieza, más mano de obra, más... IVA, claro.







Hay casos y cosas que, al igual que el agua y el aceite, no se pueden mezclar; al menos hasta ahora, yo no lo he conseguido.

Por cierto, me imagino que el premio consistirá en una beca ad hoc para opositar a inspectora de Hacienda; qué menos, aunque esto ya va a tener que estudiarlo en prosa pura y dura y calculadora en mano, al tiempo que va pasando de las musas al teatro.




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