domingo, 9 de agosto de 2020

Vagones al río Sil

 

El ADIF se deshace de dos vagones de un tren descarrilado en Valdeorras tirándolos al río Sil





He de confesar que lo primero que he comprobado al ver lo esperpéntico del titular, fue si los habían tirado con los pasajeros dentro.

Afortunadamente, o no había pasajeros, o los habían evacuado, o se escaparon antes de que los vagones empezaran a rodar por la ribera abajo al ver que daban la orden de hacerlo.

Cierto es, lamentablemente, que los cauces de los ríos, menos de peces, están plagados de residuos de todo tipo; neumáticos, inodoros, incluso, análogamente, vírgenes pétreas como la que ha aparecido recientemente en el Sar, formando todo ello parte de la flora y fauna fluvial autóctona y genuina de estos lares.




Lo que ya no me consta es la existencia subacuática de vagones de trenes y, mucho menos, que estén allí motu proprio, bueno lo que se dice motu proprio de ellos, no, que los vagones no piensan, sino a causa de sus responsables que, visto lo visto, tampoco piensan o si lo hacen, lo hacen de forma inadecuada y, a todas luces, desafortunada.

Probablemente a Groucho Marx, para dejar la vía expedita, se le hubiera ocurrido la misma idea que a ADIF, echarlos a rodar ladera abajo, entre otras cosas porque ladera arriba es mucho más complicado.





En eso sí que han estado inteligentes los ingenieros que pilotaron el affaire.

Volviendo a los Hermanos Marx, me imagino la escena en blanco y negro, evidentemente, empujando los vagones hacia el río mientras Harpo haría sonar su inseparable bocina cada vez que uno tocaba el agua para celebrar el éxito.



En este caso, creo que la no-celebración, porque realmente no es para celebrar, corrió a cargo de los vecinos de la comarca que comprobaban con estupor la decisión tomada y los daños ecológicos ocasionados al tiempo que se echaban las manos a la cabeza.

En principio, ya se les jorobó el baño en el río cuando más se necesitaba y, en cuanto a los peces, hay rumores de que se están mudando para otro río más tranquilo.




Eso sí, la vía quedó libre y preparada para un nuevo descarrilamiento -Dios quiera que no- después de la consumación de la pírrica solución.

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