viernes, 29 de septiembre de 2017

Santiago en venta







«Top Chef» venderá Santiago


Esto ya lo veía yo venir.

Tanto Chef por aquí, tanto Chef por allá, el caso es que los Chefs se han convertido en los reyes del mambo; es decir, los jefes del chiringuito, con cuentas en Luxemburgo y yate atracado en Ibiza.







Por eso no me extraña que con la pasta que se han sacado, o que nos han sacado, o que les han sacado -porque a mí no me han sacado nada, que no tengo- se hubieran comprado lo que les hubiese venido en gana, incluídas ciudades como la capital de Galicia.

Solamente hay que calcular a razón de 300 euros el cubierto, que venden por miles y con una lista de espera que parece la de consultas de especialistas del SERGAS, el fortunón que han amasado los señores Chefs en los últimos tiempos.






Porque, además, si te sirvieran unos chuletones de kilo y medio y un entrante de percebes de treinta bichos por kilo con una fuente de camarones tamaño dedo meñique, aún tendría alguna justificación la "dolorosa" que te aplican con alevosía, sin pudor y, en ocasiones, con nocturnidad.

El meollo de la cuestión está en que lo que te han venido vendiendo a precio de caviar beluga, ha sido algo parecido a espuma de zanahoria (sin comentarios); guisantes esferificados ¿no eran ya redondos de siempre?, crujiente de cochino aromatizado, o sea los torreznos de toda la vida de dios, y un largo etcétera que, al coste, no alcanzaría los 50 céntimos por plato tirando por arriba.







Así, se han forrado de tal manera que, agrupados en un programa de televisión, parece que hubieran comprado en algún momento la ciudad de Santiago a escote maragote. Desconozco si iban la catedral y el Apóstol incluídos en el lote. 

En cualquier caso, el asunto es que como la crisis llegó para todos, los pobres Chefs deben de andar mal de posibles y lo que antes habían comprado, o sea, Santiago, ahora lo ponen a la venta, según acredita el titular.






No ha de faltar algún chino que venga y lo compre.

Pobres picheleiros, cambiando de dueños cada dos por tres.

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