domingo, 22 de octubre de 2017

Lifting en Compostela


Casco histórico Santiago.




COMPOSTELA

Una empresa especializada le hará un ‘lifting’ general al casco histórico


Cuidado con estas cosas.

Esto de los liftings no es ninguna coña. Solamente hay que ver las caras de nuestras icónicas estiradas nacionales, y las extranjeras también, para darse cuenta de que lo único que han conseguido sus engolados cirujanos es clonar a la muñeca chochona por doquier.


Lifting



Se quedan las jetas de las sufridoras acartonadas cual pergaminos, eso sí, tan estirados como inexpresivos.

Pues eso; digo que si a nuestra emblemática, histórica y querida Compostela la van a someter a la tiranía del botox, bisturí, estiramiento, liposucción o tipo de tortura estética que se trate, vayan con sumo cuidado ya que el estropicio podría llegar a ser irreversible.

Sáltense, por favor, el Pórtico de la Gloria; se les vaya a ocurrir tocar a los Profetas

Podría pasar que las caras de Moisés, Jeremías, Isaías y Daniel, se quedaran con pinta de gilipollas después de haberse fumado unos porros, e igualitos entre sí como buenos colegas que son; y eso que Daniel tiene una risa y unos ojillos la mar de sospechosos.

Imperdonable después de haber aguantado tantos siglos contemplando a todo tipo de fauna que se les ha acercado y a las inclemencias del tiempo, que no han sido pocas, y manteniendo el tipo original que había tallado con sumo esmero el Maestro Mateo.




                                                 Pórtico de la Gloria.



A la Torre de la carraca, ni mirarla. Son capaces de sustituir la célebre carraca por una campana de última generación y toque digital. Todo ello en aras a lucir mejor y más moderno, creyendo que la carraca fuera una suerte de campana, tipo Pinocho, obsoleta.

Y los soportales de la Rúa do Villar, déjenlos tal cual, no vaya a ser que se les antoje tapiarlos, recebarlos y pintar encima unas reproducciones de Andy Warhol por aquello del neomodernismo con  intervenciones urbanas y su interacción entre arte antiguo y moderno, que no deja de ser más que una solemne chapuza, sugerida por cuatro catedráticos ociosos, para que les aplaudan snobs y otras gentes de mal vivir (culturalmente hablando) y, de paso, gastarse unos buenos duros del erario público que, para estos menesteres, no entiende de recortes.




intervención urbana.

                                               


Sí podrían, en cambio, ampliar el radio de acción a los extrarradios y meterle el bisturí a fondo a aceras, calles, "silveiras" y otras lindezas que, a buen seguro, agradecerían los ciudadanos.

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