jueves, 9 de noviembre de 2017

¿Dónde ponemos al muerto?


Vecinos de Silleda crean una plataforma contra la instalación de un velatorio en un bajo


Atrás quedan los tiempos en que se velaba a los parientes en los propios domicilios; incluso en ambientes rurales que constituía todo un acontecimiento social y se aprovechaba para meterle unos buenos copazos de coñac, licor café o aguardiente con galletas, por cuenta y a la salud del difunto; bueno, a la salud en este caso, ya no.

De hecho los velatorios comenzaban con cierto compungimiento por parte de los asistentes y según iba avanzando la noche, copita va, copita viene, terminaban a carcajadas contando chistes y anécdotas sin recato ni respeto al vecino o familiar "de cuerpo presente". 







Venían a ser los "botellones" de la época que, en aquel entonces, estaban marcados, no por los fines de semana sino aleatoriamente, cuando a algún vecino de la parroquia o limítrofes se le olvidaba respirar.

Ahora las cosas han cambiado y los mortales pasan las primeras horas de su nuevo rol social en locales creados "ad hoc" para tal situación, aunque en ocasiones se cuestione su emplazamiento, como evidencia nuestro titular de prensa de hoy, según el cual los vecinos expresan su malestar por la ubicación.

¡Hombre!, lo lógico será que el velatorio se instale en un bajo.

No lo veo yo en un séptimo piso.

Más que nada por el trajín de gente llamando al portero automático y subiendo y bajando a todas horas, con el follón de ataúdes que se puede montar en las escaleras y ascensores.








De todos modos a los vecinos no les falta razón en sus protestas, aunque la instalación sea en un bajo.

Meterle en un edificio de viviendas, tampoco es la mejor de las elecciones.

Los vecinos se exponen a que les estén dando abrazos y el pésame nada más pongan el pie en la calle, especialmente si visten ropa oscura, confundiéndoles con los deudos de los difuntos, y eso no mola nada.








Tampoco debe ser muy agradable que te suba por la chimenea un aroma, cuando menos raro, cada vez que chamusquen a un paisano y que se sumaría al tufillo de los fritos de la vecina de abajo, ya de por sí molesto.

En cualquier caso, lo cierto es que serían unos vecinos poco o nada ruidosos, cuestión esta a valorar muy positivamente a la hora de alquilar un bajo o un piso encima del negocio.

No osbtante creo que me voy a poner del lado de los vecinos y con ruido o sin ruido, que se vayan con los muertos a otra parte.

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