lunes, 30 de marzo de 2020

Geolocalización franquista



Ultima hora, aprobada la geolocalizacion+ movil.







He de confesar que, con la que está cayendo, no está el horno para bollos ni tengo el chichi para farolillos, como diría la otra; en cualquier caso, al hilo del titular de hoy -de cuya veracidad no me responsabilizo- me voy a atrever a escribir cuatro líneas para intentar distraer, y distraerme, de tanta desgracia y relatos informativos y periodísticos, redactados por los émulos de los trileros del lenguaje más dispersos que haya visto en mi vida.






Resulta, que ahora los que nos gobiernan -es un decir- parece ser que van a controlarnos a través de nuestros dispositivos móviles, o sea, que sabrán en cada momento a dónde vas, de dónde vienes, en dónde estás y cuánto tiempo has permanecido allí.






Bueno..., para presumir de ser los adalides y próceres de las libertades individuales, no está nada mal, si bien tendrá su justificación, no digo que no, debido a la especial situación por la que estamos atravesando, aunque fiscalizar a todo quisqui de los que un 95% estamos confinados sin echar fuera de casa más allá que las palmas de las manos para aplaudir cada día a las ocho, como forma de pillar a los 5 que van por libre, no me parece acertado ni lo más adecuado.

Además, tu móvil puede estar sobre una mesa en tu piso de Monelos y tú estar en Mazaricos tan ricamente comiéndote un cocido, requiebros de escapista a los que todavía no llega la tecnología, a no ser que nos pongan un chip en el cuello, como a mi perro, y así ya tendríamos menos escapatoria. 

A todo llegaremos al paso que va la burra, y no quiero dar pistas.





Al hilo de lo anterior y como casi todo está inventado, se me vino a la cabeza una anécdota precursora de la geolocalización por métodos un tanto más expeditivos y coercitivos que los actuales, pero eficaces al fin, que es de lo que se trata.

Resulta que en tiempos de Franco, la Guardia Civil fue requerida para invitar a abandonar un bar a un borracho que a la hora del cierre se mostraba remiso a hacerlo. Como era preceptivo en aquella época y con métodos al uso, lo agarraron por el cuello, lo sacaron a la calle en volandas y de muy malos modos le dijeron:  ahora, te vas para casa, te acuestas y duermes hasta mañana, a lo que el borracho respondió: sí señor, para casa me voy y en la cama me acuesto, pero dormir he de dormir si me sale del carallo.

No cuenta la anécdota si, al final, durmió en su casa o en el cuartel de la Guardia Civil, aunque me inclino por lo último. 






Pues, eso, el Gobierno va a saber en dónde está mi móvil, ahora bien, en donde esté yo, y lo que esté haciendo, ya les va a costar más trabajo; de momento.



sábado, 7 de marzo de 2020

Si te seguimos es por lo bien que te explicas


El noticiero de hoy se presta al chiste de Eugenio de los años ochenta, basado en los Santos Evangelios y su conocida cita: “dentro de poco, ya no me veréis, y poco después, me volveréis a ver”, a lo que respondían los discípulos, decía Eugenio con su gracia especial, “Maestro, si te seguimos es por lo bien que te explicas”
Pues bien, tengo por aquí recogido algún titular que por su peculiar redacción que induce a la confusión, me ha recordado al célebre Eugenio y, en el mejor de los casos, obliga a leerlos de nuevo para conseguir interpretar su contenido. Vamos allá.

Emgrobes aplaude la actuación de la Policía Local por la venta de productos falsificados



Desconozco qué es “Emgrobes”, aunque cabe deducir que se trata de una asociación de comerciantes locales; sea lo que sea, tengo dudas de que se pueda llegar a aplaudir que la Policía Local venda productos falsificados.
 No me imagino un tenderete en el mercadillo del sábado con policías vendiendo productos falsificados gritando “me los sacan de las manos…”.

Las ratas dejaron sin semáforos la zona de Fonte dos Ranchos.


No conocía la voracidad de las ratas lucenses, tampoco veo a una rata hincándole el diente a la base de un semáforo sin que tenga que acudir después al ortodoncista de guardia. La rata, aunque las hay grandes como conejos, no tiene cuerpo suficiente como para echar abajo un semáforo, con lo cual convendría aclarar el asunto de las ratas lucenses y de qué manera se llevaron los semáforos; aunque no deberíamos descartar la posibilidad de que los semáforos se los haya cargado algún conductor desesperado por la tardanza en ponerse en verde. Los semáforos lucenses son reconocidos por ser los únicos de España en los que algunos conductores aprovechan el tiempo que están en rojo para preparar oposiciones o alguna asignatura de carreras universitarias, con excelente aprovechamiento académico. También se han dado casos de haberse puesto en verde y de nuevo en rojo sin que hubiera pasado ni el primer coche, aunque muy probablemente, claro, el conductor remiso estuviera concentrado estudiando para el próximo examen.


Sánchez recurre a Alonso para reprochar a Casado su rechazo al diálogo con Torra.


Me vino al recuerdo la célebre escena de Groucho Marx en la que, como siempre, la liaba; en aquel caso sobre las poco comprensibles cláusulas de un contrato: “...La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte..., y así continuaba enredándose cada vez más. Pues tanto así me ha ocurrido con este titular que merece sin duda repetir lectura.


La Guardia Civil localiza a una mujer que circulaba por A Coruña con varios muebles sobre su cabeza.


Esto es lo que viene en llamarse "tener la cabeza bien amueblada".                                   
Dependiendo del tamaño de los muebles que portara sobre su cabeza, la dificultad de la Guardia Civil por localizarla hubiera variado.

No es lo mismo cargarse encima una banqueta que una mesilla de noche y, mucho menos, un armario de tres cuerpos.

En el último caso, es evidente que te localizan a medio kilómetro, si es que antes no te has aplastado los piños contra el suelo con el peso del armario.

Al leer el titular, cabría pensar que la buena de la mujer estaba llevándose a pinrel para su domicilio un dormitorio de IKEA, para de este modo evitar el coste del transporte, que no es barato; no obstante, profundizando en la noticia, aclara que los muebles los portaba en un vehículo, lo cual ya explica un poco más el titular y lo hace más inteligible.



Seis meses de cárcel por disparar una escopeta de balines con dos cuchillos en un parque con niños.

Yo, como tantos niños de mi época, tuve una escopeta de balines con la que disparaba a todo lo que se me ponía delante, excepto humanos; el titular nos remite a un individuo –no niño- que se puso a disparar cuchillos con una escopeta de balines en un parque.
En principio, leyendo el titular, no se sabe si disparó balines o la propia escopeta, o niños o cuchillos; el caso es que disparó, eso sí, y por ello está en la cárcel que es en donde tiene que estar.

jueves, 5 de marzo de 2020

Sexagenarios

Un octogenario atropella a un sexagenario en pleno casco urbano de Antas de Ulla.





Hoy me voy a saltar a la torera la seña de identidad de mi blog presente en su encabezamiento, que trata, siempre en clave de humor, los diferentes titulares de prensa que a mi criterio se prestan a ello.

Y es que me temo que hoy, humor, lo que se dice humor, no voy a poder encontrar al titular por más que me esfuerce en ello, por lo que voy directamente al grano.






Señor redactor: necesito urgente explicación del porqué de las etiquetas periodísticas en los titulares de las noticias en función de las edades de los protagonistas en tono subliminalmente, y subrayo lo de subliminalmente, peyorativo.

En este caso, como en tantos otros, se nos informa de que un octogenario atropella a un sexagenario; o sea, viejo por un lado, viejo por otro; una merienda de viejos, vaya. 






No nos aclara si el accidente fue presenciado por un quincuagenario o si asistió al herido en primera instancia un cuadragenario que pasaba por allí; porque esas edades también tienen su correspondiente calificación, ¿sabe usted?

¿A qué viene esa continua clasificación, calificación y correspondiente cita, en función de las edades a partir de los sesenta años? 

¿Por qué no se habla con la misma profusión de los quincuagenarios o, en su caso, cuadragenarios?

No puedo negar que me encuentro especialmente concernido por el hecho de tener más de sesenta tacos, pero eso no me resta criterio ni capacidad de abstracción para justificar mi desvarío de hoy.

No es mi caso, pero conozco a muchos sexagenarios, septuagenarios y octogenarios que corren maratones, se suben a una bicicleta o a un escenario, hablan, opinan en radio y televisión o escriben, con tanta habilidad, o más, que muchos de los que están por debajo de ese listón de edad que se empeñan en pasarnos por delante de la vista diariamente y situarlo como un muro divisorio entre dos grandes grupos de personas en función de sus edades.





Insto por lo tanto a los señores periodistas a que, a partir de hoy, etiqueten en función de la edad a todos los noticiables tengan la edad que tengan, de tal modo que podamos ver titulares como el que atropellan a un treintagenario, que desapareció un cuadragenario o que en tal sitio protagonizó un altercado un quincuagenario.

Sensu contrario, también puedo admitir que supriman todo este tipo de segmentaciones efectistas y se limiten a redactar los titulares de las noticias sin enfatizar sobre las edades de sus protagonistas, aunque después las reflejen en el artículo en aras a la fidelidad de la información.

La sensibilidad de la "tercera edad", a la que llegará todo el mundo que no la palme antes, se lo agradecerá.

domingo, 1 de marzo de 2020

Atracar con arte e ingenio

Entra a comprar unas zapatillas y se va con 580 euros de la caja.



Esto no es un atraco ni nada que se le parezca.

Lo hace cualquiera que tenga ganas o necesidad de entrar nuevamente en la trena.

Lo único que tienes que procurar es que el dueño del local que vas a atracar no sea un armario de tres cuerpos  y más bruto que tú, ya que en ese caso cabe la posibilidad de que entres con dientes y salgas sin ellos, con lo cual en la cárcel vas a tener que comer por una pajita hasta que te donen unos dientes y, para más inri, sin haber robado nada.


En contraposición con lo anterior, para atraco ingenioso con sobresaliente "cum laude" el que se ha montado un nota de Riveira que, para aquellos que no hayan visto la noticia en la prensa, se la comento yo.

Resulta que el "científico" este pensó que la mejor forma de realizar un atraco rompiendo las lunas de un local, no sería cogiendo una tapa de alcantarilla -con lo que pesa- o un adoquín y lanzarlos contra las cristaleras; estos métodos le debieron de parecer un tanto prosaicos y anticuados por lo que, aprovechando los carnavales optó por disfrazarse de guerrero medieval enfundándose dentro de una armadura, metálica claro, y hacer él mismo de alternativa a la tapa de alcantarilla o adoquín para penetrar en el establecimiento.




La idea, en sí, es una genialidad; que se vayan jubilando los "aluniceros" profesionales con su antiguo modus operandi de estampar los coches de culo contra los escaparates, con el escándalo que hace eso y lo perjudicados que quedan los coches, si bien esto último no tiene importancia ya que siempre son robados.

Con el método "riveirita", que debería de patentarlo ya, tu vas por la calle tan tranquilo con tu disfraz de Conde de Andrade, o Don Quijote -desconozco el modelo de armadura que escogió el bicho- y de repente, sin llamar mucho la atención, te chantas contra la luna de la primera joyería que encuentras, trincas lo que te parezca y sales por donde has entrado completamente indemne y a salvo de cualquier cortadura producida por los cristales que has roto, eso sí, con la misma movilidad que pueda tener un hombre-rana con aletas haciendo 100 metros valla.

Hasta aquí, perfecto; ahora bien, yo creo que en primero de la carrera de delincuencia, se dará alguna asignatura en la que se explique a los futuros cacos que un robo o atraco consta de dos partes elementales, a saber: el propio acto delictivo y la huida posterior del lugar de la comisión del delito sin riesgo de que te detengan.

Esto, en delincuencia política y financiera se lleva a rajatabla y los artistas saben y aplican la lección perfectamente, no hay más que ver la espantá de Puigdemont y su clá a miles de kilómetros del Palacio de la Generalitat inmediatamente después de haber cometido su acto delictivo, y en cuanto a los delitos económicos, los que huyen no son los delincuentes, sino los billetes propiamente dichos, que van a parar a Andorra, Jersey, las Islas Caimán y similares, pero huida, lo que se dice huida, existe en este caso también.




De todos modos nuestro amigo riveirense debió faltar a la clase en que explicaban lo de la huida ya que el día de autos no le dio tiempo siquiera a cruzar la calle, dado el peso de la armadura, y cuando quiso darse cuenta ya tenía a dos coches patrulla y cuatro números de la policía esperándole con las esposas preparadas en la acera de enfrente, aguantándose la risa como buenamente podían.

En todo caso, mis felicitaciones por ese I+D+I regenerador de la delincuencia clásica barbanzana, si bien  convendría, por el bien de sus usuarios, perfeccionarlo un poco ya que así, no van a ninguna parte que no sea la Comisaría.