El personal del ambulatorio halla a un individuo en una consulta antes de que comience el servicio
Este tipo de titulares conviene aclararlos bien.
A priori, no veo nada de malo en el hecho de que un paciente haga cola de madrugada en su centro de salud para que lo atiendan antes que a nadie a la mañana siguiente.
También se hace cola desde la noche anterior en los auditorios para ver a Melendi y aquí nadie dice nada.
Además, tal como está la sanidad y el servicio de citas, si no lo hace así, no le toca hasta dentro de ocho días, tiempo suficiente para curarse o palmarla, según la gravedad del asunto y el nivel de resiliencia del individuo.
Otra cosa es que los responsables del centro en cuestión lo hayan "hallado".
¿Qué médico se lo olvidó allí el día anterior?
¿En qué estado se encontraba el individuo?
¿Habrá que entregarlo en "objetos perdidos"?
En principio, como yo creo que el hábito sí que hace al monje, en una primera evaluación, si llevase pasamontañas o sudadera con capucha, el "pollo" habría entrado a ver si pillaba algo que ponerse para el apuro; si por el contrario, llevara boina y luciera coloretes tipo manzana del país, se trataría sin duda de un paciente que se quedó dormido en la espera, al calor de la calefacción de estos centros que, como no la tienen que pagar los responsables, supera con creces a cualquier clima tropical y se suele regular con la pírrica solución de abrir las ventanas de par en par para compensar el exceso calórico.
En cualquier caso, convendría extremar las precauciones, no vaya a ser que del mismo modo que ha aparecido ese individuo, el día menos pensado aparezcan diez rumanos okupas y con la diligencia que se da la justicia para echarlos, vayamos a tener que trasladar la consulta y urgencias a la plaza de abastos, entre los pulpos y los repollos, mientras los eventuales inquilinos están allí tan calentitos y poniéndose morados de anfetaminas y otros psicotrópicos con barra libre y todo "por el cutis".
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