Hace ya algún tiempo colgué en este blog un artículo acerca del reconocimiento biométrico en China, en aquel caso el titular de prensa nos advertía acerca de la implantación de dispositivos de reconocimiento facial a la entrada de los retretes públicos del país asiático, al objeto de dispensar la cantidad de papel adecuada al escatológico momento.
Me temo que andaban un tanto despistados ya que, con tal motivo, lo que procedería retratar sería el ano, en vez de la cara, salvo que tengas cara de culo.
Parece obvio que tomar las dimensiones del ojete sería más preciso que leer el color de los ojos, a la hora de calcular los centímetros cuadrados de papel que mereces en función del diámetro, o como coño se midan los anos, que yo de eso no entiendo.
Aunque, en honor a la verdad, entrar en un váter público y encontrarte con una serie de personas con los pantalones bajados y enseñando el culo a una pantalla, como que te puedes descojonar de risa e irte ya por las patas antes de pasar el preceptivo reconocimiento anal.
Lo que no acabo de entender es cómo el aparato de marras distingue a un chino de otro, si es que son todos iguales; pero, bueno, vamos al tema que nos ocupa:
Como no podría ser de otro modo, esta innovación tecnológica ha aterrizado ya en nuestro país.
O sea que ya podemos comer "by the face" en algunos restaurantes haciendo gala de esta nueva modalidad de pago, tal y como indica nuestro titular de hoy.
Lo malo de tanta innovación es que si se va la luz, vas a tener que pagar con billetes de toda la vida o quedarte a fregar platos, como los clásicos de los tebeos.
En el hipotético y extraño caso de que lleves suficiente pasta en el bolsillo, tendrás que cuidar el cambio que te den, ya que es muy probable que con tanta modernidad para los pagos y la ausencia de manejo de efectivo, no sepan calcular bien la devolución.
En otras actividades,también podemos comprobar que este sistema tiene predicamento entre las entidades bancarias y al menos una - el BBVA - apuesta por implementar este sistema a la hora de identificar y operar con sus clientes.
Al fin se va a hacer realidad el sueño de muchos clientes: que te concedan un préstamo "por la cara".
Aquí, la picaresca española va a tener un buen caldo de cultivo; puedes solicitar el préstamo yendo afeitado, y a la hora de devolverlo, haberte dejado barba tipo rabino; el sistema ya no te reconoce y, con las mismas te dirán que no debes nada.
Quizás ya lo hayan previsto, puesto que algunos de la banca, no todos, son gente muy espabilada, y ponerse a jugar con la barba y su afeitado no les cuela; en ese caso habría que reconducir el despiste hacia la cirugía estética, ahí ya te voy diciendo que va a haber muchas "celebrities", políticas, e incluso alguna reina, que no van a pagar ni un duro por mor de los retoques que se aplican y que provocan que, en ocasiones, se les quede la boca como la de una lamprea, confundiendo así al lector biométrico que no va a ser quien de reconocer si se trata de la jeta original o la de la mona Chita.
El inconveniente de estos sistemas es que en determinadas situaciones, no te reconocen ni para lo bueno, ni para lo malo, de tal modo que, si una noche llegas al portal de tu casa, equipado este con reconocimiento facial para dejar entrar a los vecinos, y vienes pasado de copas de alguna celebración especial, es probable que el ingenio no te reconozca y tengas que dormir la mona en la acera hasta que se te pase y te deje entrar.
Tampoco sabemos muy bien que pasará cuando se trate de hermanos gemelos o si va a ser capaz también de captar a algunos tipos feos de cojones; mientras tanto, habrá que esperar a ver como va evolucionando el tema y "andar por la antigua".
2 comentarios:
Demasiado trabajo para las cámaras. Creo que será mejor a la vieja usanza
Estamos perdidos, Silvia.
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