Esto de la higiene personal es un tema que da para mucho.
Solamente hay que remontarse a los años 50 del pasado siglo para recordar que, en la mayoría de las casas, no existía ducha, ni nada que se le pareciese. A lo sumo -y no en todos los hogares- una bañera, sin calentador, por supuesto.
La cosa se venía solucionando con un "lavarse por plazoletas", que consistía en aplicar un poco de agua en aquellas partes que más lo requirieran para el momento.
Eso sí, acompañado por el polivalente jabón Lagarto, que lo mismo servía para lavar la colada que para asear el sobaco o las ingles.
Para la población menuda el problema se solventaba sentando al infante en un cubo de zinc o latón y echándole unos cuantos cucharones de agua por encima, con la temperatura del agua proporcional a la cantidad de roña acumulada en el niño. En este caso el jabón Lagarto también actuaba, de oficio, como dermo-protector, anti-caspa, gel con nutrientes y todas esas cosas imprescindibles en cualquier cuarto de baño actual.
Afortunadamente, la cuestión higiénica fue evolucionando a lo largo del tiempo hasta llegar al confort actual, en el que la mayoría de la población no concibe poner el pie en la calle sin ir convenientemente aseado y con la ropa limpia.
Por contra, algo diferente ocurre con la Policía Local de Lugo que, según manifiesta el titular de hoy, lleva cinco años sin mudarse.
Ya les vale.
Además, con la profesión que tienen, en la que hay que correr detrás de los delincuentes -y no son pocos- tendrán que sudar un montón; como Camacho cuando dirigía a la Selección Española; pero, a diferencia de estos, Camacho se duchaba y se mudaba de camisa después del trabajo sin esperar cinco años.
No quiero ver yo las "tortillitas o camachitos" que tendrán los pobres policías en sus correspondientes camisas; estarán ya acartonados, formando parte natural del sobaco y, muy probablemente, les impedirán cerrar los brazos con naturalidad. Dicen que ya han visto a alguno correr con los brazos abiertos.
Si al menos fueran antiguos policías de tráfico, con los aspavientos de los brazos para dirigir la circulación, ya se les airearían los alerones; pero como esos ya no existen, pues a los de ahora solamente les queda proponerse mejorar en el aspecto de la frecuencia del cambio de ropa, si no quieren que los ciudadanos huyan despavoridos ante su presencia y al pasar delante del cuartelillo no cambien de acera para escapar del tufillo.
4 comentarios:
Que simpatico. Podrías dedicarte al club de la comedia.
Reirse del problema que denuncian unos trabajadores siempre tiene gracia cuando se trata de la Policía. Si lo denunciasen los sanitarios o los empleados de la limpieza, entonces estarían reivindicando unas condiciones dignas para su trabajo...
En fin, que no te vas a ganar el "Pulitzer" por tus articulos...
Gracias por el comentario. No es mi intención reírme de nadie, mucho menos de la Policía en la que tengo la satisfacción de tener varios amigos con los que converso diariamente. En todo caso, si el artículo molesta a alguien, les ruego me disculpen. El blog no pretende más que sacar un punto humorístico, disparatado y, en las más ocasiones, irreal y distorsionado de los titulares de prensa, sin más pretensiones ni reflexiones y, por supuesto, con el máximo respeto a las personas.
Ánimo, tocayo. De tu respeto y educación damos fe los que te conocemos bien, desde hace años, no solo con la policía, incluso con los ANÓNIMOS que hacen estas criticas tan...
Muchas gracias, José María. No obstante, entiendo al que ha puesto el comentario. Imagínate que sea un policía de esos que está metido en el problema. No le haría ninguna gracia. De todos modos, no ha captado que este es un blog en clave de humor y totalmente desenfadado, sin profundizar en el fondo de las noticias. Es como cuando a nosotros, por nuestra profesión, nos llaman de todo apelando al estereotipo que tiene la sociedad de nosotros; después, habrá que aclarar que cada uno es como es y las cosas no son como parecen. Unha aperta.
Publicar un comentario